martes, 20 de mayo de 2014

Elecciones, otra vez.

No contentos con que el sábado se vaya a jugar una final de la Champions entre dos equipos españoles, en Lisboa, este domingo tenemos además, unas elecciones europeas.

El entusiasmo en la calle es indescriptible. O sea que los únicos que parecen estar interesados en las elecciones son los tertulianos a sueldo. Los demás es que ya ni protestamos. Pasamos.

En cuanto a la campaña, transitaba por derroteros de aburrimiento cósmico, con unos políticos que no tienen nada que decir pero se empeñan en que les votemos por sus "esencias".

Hasta que llegó Cañete, que es hombre expansivo y ocurrente, y ahora resulta que en estas elecciones lo que votamos es si las mujeres son listas o son tontas.

En Europa no se muy bien lo que estarán esperando, aunque puedo imaginarme que se temen lo peor, con una llegada masiva al parlamento de ultraderechistas, antisistema, payasos y estrafalarios varios, pero si en cada país se ha montado un circo igual al de España, ya podemos echarnos a temblar.

Y el caso es que la mayor parte de la gente lo que querría es votar a gente normal que fuese a los parlamentos a defender ideas normales, pero el nivel de aburrimiento y cabreo es tan grande, que muchos estamos dispuestos a votar al mismísimo diablo, con tal de dar en las narices a los partidos políticos y sus soldaditos de plomo.

En España es curioso que baste un exabrupto para poner al PP contra las cuerdas, y es que la verdad es que estamos todos encantados de que nos den una razón para no votarlos.

Hay que ver las tontunas que hicieron los socialistas durante los ocho años del amigo Zapatiestas, que deberían haber mandado al PSOE al baúl de los recuerdos para una temporada larga.

Pero es que los del PP tienen una tendencia extraordinaria a meter la pata y hacernos ver que son los mismos de la derecha de siempre que gobierna España desde Fernandito VII, y desde luego siempre con anterioridad.

No lo pueden ocultar.

Nos gustaría que fuesen liberales y demócratas, pero no. Son los de la golilla y la naftalina.

Y eso nos deja ante la "alternativa" de votar a los payasos del PSOE, o de ir directamente a los grupos  pintorescos de UPyD o VOX, que no se sabe muy bien de que van.

Así que ante esta panorámica, y ante la evidencia de que ninguno tiene ni idea de lo que hay que hacer, (si la tuvieran ya lo sabríamos), lo que tenemos que hacer el domingo es ir a votar para que esos señores y señoras que carecen de cualquier preparación y solvencia intelectual pasen a cobrar sueldos de ¡18.000 eurazos al mes!

¿No sería más razonable que se adjudicasen los puestos por sorteo universal?

¿Para que vamos a votar a estas personas?

¿En que se diferencia un Parlamento Europeo lleno de payasos, a uno lleno de militantes amortizados de los partidos políticos?

Inquietante pregunta.

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