jueves, 12 de junio de 2014

Los taxistas tienen razón,...

...pero están en una guerra equivocada.

Tienen razón porque el taxi es un monopolio garantizado por el Estado que para ello cobra una contrapartida en forma de licencias renovables, cuyo importe es muy relevante.

Los ciudadanos/consumidores han dispuesto a través de este monopolio de un servicio de calidad razonable a unos precios igualmente razonables, (incluyendo la parte que se lleva el concesionario de las licencias).

Si el Ayuntamiento correspondiente no puede garantizar ese monopolio, entonces debe dejar de percibir el dinero de las licencias, y en consecuencia dejar que sea el mercado el que decida que clase de servicio habrá.

La señora Natalie Kröes defiende las nuevas iniciativas de transporte de viajeros a través de servicios concertados por internet. Me parece bien, pero todo no puede ser: o se defiende y proteje el monopolio, o se deja de cobrar las licencias. Las dos cosas a la vez no es decente.

Y lo mismo pasa con los consumidores: si queremos que se acabe el monopolio, también debemos saber que se acaba el control y ya todo vale. Tendremos que negociar cada vez que subamos a un taxi. (Como en el tercer mundo).

Pero buscar un taxi un día de lluvia y luego contratar a un "remise" cuando vamos al aeropuerto, no es de recibo.

El gremio de taxistas se ha incrementado demasiado en ciudades como Madrid y Barcelona por las cuestiones del desempleo y ya tienen los taxistas que hacer muchos malabarismos para que les salgan las cuentas. Por eso la aparición del intrusismo a gran escala ha roto la baraja en toda Europa.

Ya se habían producido incidentes en aeropuertos, hoteles y otros lugares turísticos debido a la existencia de taxis pirata que se contratan de cualquier manera y que son otro producto de la crisis, pero ahora la piratería se organiza y pone en serios aprietos a unas autoridades que van perdiendo el control de demasiados aspectos de la vida ciudadana.

Venta callejera de artículos desde alimenticios, (sin garantías), hasta ropa y complementos. Mercados de objetos robados. Tiendas donde "liberan" teléfonos. "Nómadas" que acampan en plena calle y hacen sus necesidades en parques y jardines.

El Estado es cada vez menos eficaz en la protección de los ciudadanos que pagan su existencia.

Si la señora Kröes y otros liberales de postín quieren liberalismo anarquía, por mi que no lo dejen, pero por favor que dejen de cobrarme impuestos.

Ya me pagaré yo una policía privada, (que es lo que hago de hecho para proteger mi casa cuando contrato un seguro y una alarma).

Yo a los taxistas lo que les diría es: no se pongan en huelga. Dejen de pagar las licencias, y ¡a disfrutar del "mercado libre"!.

Cuando estemos como en Nigeria, Argentina u otro paraíso liberal, nos vamos a reír mucho.

 

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