miércoles, 18 de junio de 2014

Sexo, drogas y...PIB

Como vivimos en un país en el que conviven las cifras de paro de seis millones de personas con las evidencias de atascos de tráfico, fines de semana a tope, y falta de movimientos de protesta, excepto algunos que ya parecen profesionales de la materia, yo siempre me he preguntado de donde sale el dinero para tanto fasto.

Por otra parte, la contradicción entre lo que yo considero que se puede hacer con un buen sueldo, y lo que cuestan los casoplones que se alzan por todas partes y los coches de 50.000 eurazos que llenan las carreteras, siempre me ha llenado de estupefacción.

Ahora, gracias a las nuevas directivas de Bruselas, empezamos a saber que es que "hay otras fuentes de financiación" aparte de las que esforzadamente se obtienen del trabajo regulado y que cotizan puntual y fatalmente a la Hacienda Pública.

Ya dijo el bardo ingles aquello de "hay mas cosas en el cielo y la tierra de las que el ojo puede ver", y aunque en este caso esas cosas se podían y se pueden ver con facilidad, lo cierto es que no se contabilizaban y por tanto no existían.

Ahora se admite su existencia y van a servir para que los políticos puedan decir que "esto va mejorando", pero la cuestión es que ya que reconocen que hay putas y drogadictos, pongan ambas actividades entre las que cotizan a Hacienda, porque no hay derecho que cuando uno trabaja para la fabricación de calcetines pague impuestos y si lo hace para distribuir meta-anfetamina no lo haga.

Como hemos aprendido en la serie Breaking Bad, cualquier profesor de Química puede convertirse en un tigre del inframundo, y cualquier abogado puede mejorar "dramáticamente" su nivel de vida si se dedica a ampliar su negocio hacia los lugares adecuados.

Si eres bueno pagas a Hacienda. Si eres malo te premian con una exención total de impuestos.

Montoro, a quien se le va poniendo cada vez más cara de Nosferatu, estará afilando sus colmillos a la espera de que pueda pasar su infernal minuta a los cárteles de la cocaina, los piratas del estrecho del hachís, y los distribuidores de pastillas de las discotecas.

Cuando se visite una casa de lenocinio, la madame preguntará, ¿con iva o sin iva?

¡Se van a enterar entonces los ejecutivos de los cárteles de como si pagan el IRPF ya no les da el asunto para sus mansiones en los barrios chic!

Además, las venganzas cambiarán de signo y en vez de mandar recados con los sicarios lo harán con los inspectores de Hacienda.

A mi me parece una mejora.    

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