viernes, 6 de febrero de 2015

Ensoñaciones y realidades. Lo que hay detrás de Podemos.

Pensar que el fenómeno Podemos se va a disolver porque este o aquel de sus líderes resulte ser tan de la casta como aquellos a los que critican es no comprender la raíz de este fenómeno social.

Podemos no es solamente una formación política, aunque lo sea, sino que es una manifestación de impulsos irracionales de colectivos que se han visto arrastrados a una situación de marginalidad dentro del sistema por diferentes causas.

La aparición de Pablo Iglesias en los medios de comunicación comerciales, que juegan hoy el papel que los periódicos sensacionalistas o "populares" de buena parte del siglo XX, ha hecho que mucha gente desesperanzada y enfadada haya puesto sus ojos en este nuevo mesías en una dinámica que tiene mucho más de religiosa que de política.

Poco importa que la tramoya del movimiento "paulista" se vaya revelando como un "spin-off" del viejo Partido Comunista o que sus líderes no resistan el más mínimo escrutinio, (esto hubiese sido imposible dado que provienen o bien del mundo universitario o de municipios gobernados por Izquierda Unida), lo que la gente quiere es alguien que les hable de echar a la casta y eso es lo que han encontrado.

Para muchos jóvenes entrampados en el desempleo o el subempleo, y para muchos mayores desilusionados por la falta de perspectiva en sus vidas, la cuestión no es si esta o aquella política económica.

Lo que quieren es venganza y que comience a funcionar la escoba.

La falta de un proyecto de país y la ausencia de debates mínimamente serios entre partidos que se han desgastado en luchas de marketing político sin haber dedicado ni un minuto a considerar los problemas del país en su conjunto es lo que hace que Podemos pueda ser considerado como una alternativa de gobierno.

¿Que tiene que perder la gente que o bien lo ha perdido casi todo o no cree que pueda ganar nada a lo largo de su vida?

Y, ¿que tienen que ofrecer los partidos tradicionales?

Por ejemplo, ¿qué tiene que ofrecer el PSOE que es quien tiene más que perder?

Este partido se dejó en alguna curva del camino la defensa de los intereses de la clase obrera, bien porque sus dirigentes consideraron que era un concepto superado, bien porque prefirieron gobernar de acuerdo a la "realpolitik", o sea lo que en cada momento te marca la agenda internacional.

Como defender a los obreros ya no era rentable se dedicaron a levantar las banderas del "nunca mais", "no a la guerra", "nosotras parimos nosotras decidimos" y otras lindezas que todavía les dieron años de poder pero a cambio de que por una parte la derecha le fuese limando sus áreas de influencia, como demuestra el asunto de la Ley del Aborto, y por otra les saliesen unos chavalines más jóvenes y más creíbles en los asuntos oenegeros.

La derecha tradicional se ha desdibujado tanto que solo sabemos que es derecha por las fachas de sus líderes y su chulería característica.

En realidad han gastado el dinero público a troche y moche, y han inaugurado más hospitales, estaciones de metro, colegios públicos bilingües y polideportivos, que si hubiesen sido de la izquierda más radical.

Cuando ha habido han derrochado por igual y cuando no ha habido han recortado igualmente por igual.

No se distinguen mas que por la forma de vestir.

Por eso se han devaluado y han dejado sitio a las opciones llamadas populistas o simplemente irracionales, desde los independentistas hasta estos pseudo-evangelistas llamados Podemos.

Cuando las discusiones dejan  el territorio de la realidad y se alejan por las nubes de la fantasía, no podemos quejarnos si una parte importante de la población se va detrás del flautista de Hamelin.

Así, mientras se abaten sobre Podemos las iras de Hacienda, o mientras contemplamos como los topos del Partido Comunista dejan sus madrigueras para sumarse a la fiesta paulina, la intención de voto a estos chicos no solo no disminuye sino se acrecienta.

No se combaten las ensoñaciones con datos ni con razones.

Lo único que podemos esperar es que el barquito paulino sea efectivamente tan frágil como parece y se estrelle en alguna roca.

Pero ni siquiera eso eliminará el problema: alguien puede venir que sea todavía peor.      

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