miércoles, 22 de noviembre de 2017

Franco no termina de morirse

Ahora que acabamos de pasar otro aniversario de la muerte del dictador ferrolano, sea este aniversario el 19 o el 20 de Noviembre, resulta muy revelador del estado de nuestro subconsciente colectivo la perdurabilidad de los factores fundamentales del periodo histórico que comienza en 1936 y termina con el deceso del general.

No soy capaz de establecer un criterio claro sobre la capacidad de los que vivimos aquel periodo, en mayor o menor extensión, de sobreponernos a los lugares comunes sobre aquellos años y mantener opiniones objetivas y distantes sobre el periodo y sus protagonistas.

Stanley Payne, en su nuevo libro "En defensa de España: desmontando mitos y leyendas negras", dedica bastante espacio a la figura de Franco y su régimen y es capaz de acercarse al personaje y sus actos desde una perspectiva desapasionada, pero lo normal es que los españoles no seamos capaces y a lo mejor no lo seremos nunca.

La persistencia de los nazionalistas catalanes en utilizar el franquismo como sinónimo de España da idea no solo de sus fijaciones personales sino del peso que las imágenes que suscitan estos términos, dictadura franquista, represión franquista, política franquista, en el imaginario colectivo catalán y español.

Es decir, que los nazionalistas los utilizan porque son efectivos. Y también los usan con profusión la izquierda y los populistas por las mismas razones. La memoria de Franco y su régimen es todavía muy alargada.

Pero la cuestión realmente es ¿fue tan malo aquel periodo, o es que el relato del periodo forjado desde la oposición clandestina y muy minoritaria ha sido el que finalmente ha prevalecido?

Porque en realidad, en vida del general a la mayoría de la gente les parecía una situación aceptable ya que en España durante los cuarenta años aquellos las cosas había ido a mejor de forma evidente. Es más, la mayoría de los opositores no provenían de los sustratos humildes de la sociedad sino que provenían de la burguesía.

Y esto incluye a Cataluña, donde el triunfo de las armas franquistas había sido acogido con júbilo por esa misma burguesía catalana. Como recuerda Ester Tusquéts, "habíamos ganado la guerra...."

El periódico La Vanguardia era más franquista que el Arriba y los industriales catalanes se morían por hacerse fotos con el Caudillo cada vez que iba a Barcelona.

No en vano durante los planes de desarrollo Cataluña recibió unos aportes industriales como ninguna otra región de España, empezando por la SEAT y terminando por la industria química o farmacéutica.

Cuando Pujol, don Jordi, se hizo independentista con la complicidad de los monjes y curas de Monserrat, aquello no dejaba de ser una cosa minoritaria presidida por un personaje oscuro que provenía de una estafa bancaria (Banca Catalana).

La misma Cataluña del "prusés" era tan franquista o más que el resto de España. Dos insignias de oro y brillantes concedió el Barsa al Caudillo. Una más que los demás clubes. La primera a lo mejor era por obligación. ¿Pero la segunda?

Claro que hay que recordar que el Nou Camp se construyó por aquellos tiempos....

El caso es que pese a los esfuerzos de muchos demócratas, los que si que estuvieron en la oposición y los que a posteriori se convirtieron en demócratas "de toda la vida", por demonizar a Franco, lo cierto es que la Historia nos ofrece una imagen más benévola del personaje cuando esta imagen se acuña desde el exterior.

Dice Payne que el modelo seguido en España, es decir, autoritarismo, limitación de derechos políticos, dirigismo económico y paternalismo social ha sido seguido por coreanos del sur, taiwaneses, singapurianos y chilenos con bastante éxito y por otros pueblos con menor éxito como los argentinos y otros países hispano americanos. El caso es que el modelo franquista creó escuela.

Personalmente me fastidia admitir que Payne tiene razón, como la tiene cuando compara el número de víctimas de la represión franquista con las de otros dictadores, para indicar que la cifras españolas nada tienen que ver con Stalin, Hitler, Mao, Pol Pot, etc

Franco no era fascista, otro mito que utiliza con profusión la izquierda española, sino que era un conservador católico imbuido de una idea de estar investido de un mandato divino de carácter providencial. "Caudillo de España por la gracia de Dios" decían las monedas. 

Hay que recordar que Franco no estuvo en las conspiraciones para derribar la república que comenzaron tras las elecciones que ganó (ahora sabemos que de forma fraudulenta) el Frente Popular y que solo se sumó cuando todos le garantizaron que las cosas se harían a su manera.

Y su manera era despreciar a los políticos, desconfiar de los financieros y empresarios, y tratar al pueblo como un rebaño de menores de edad, inteligencia reducida y brutalidad generalizada. O sea muy en línea con pensadores como Hobbes o Jean Bodin.

Y su política en realidad estuvo mucho más influida por el autor del Leviatan que por las ideas de Hitler o Mussolini.

No es que yo me vaya a poner a ensalzar a Franco pero ya me cansa tanta estupidez en torno a los males del franquismo y tanta fijación de los perroflautas y nazionalistas en desacreditar las políticas de nuestro país a lo largo de la Historia.

La guerra civil fue un desastre, pero no fue una maldad de la derecha. Fue culpa de todos.

La represión en las zonas rebeldes fue feroz, pero no lo fue menos en la zona gubernamental.

El comportamiento del régimen en la época de la guerra mundial fue acorde con unos tiempos horribles donde no se salva nadie en Europa.

Y después vino una vida de pobreza y rigor moral enfermizo que a la luz de los datos no se como podría haberse evitado.

Franco podría haber tenido altura de miras y haberse marchado antes.

Podría haber aligerado la presión antes.

Podría haber limitado el número de asesinatos políticos llevados a cabo en condiciones de legalidad tortuosa.

Podría en suma haberlos librado de vivir como súbditos y permitirnos ser ciudadanos de pleno derecho como somos ahora.

Si. Podría haberlo hecho. Y no lo hizo.

Pero el franquismo no es comparable al estalinismo. Ni siquiera al castrismo.

Si no somos capaces de comenzar a juzgar el periodo franquista como un tiempo con luces y sombras y nos seguimos empeñando en considerarlo como el mismo infierno no vamos a ser capaces de entender que la Historia de España como un relato que viene de antiguo, y cuyas etapas están todas relacionadas con las anteriores sin solución de continuidad.

El franquismo no es un agujero negro que interrumpe una evolución a mejor.

Es solo otra etapa de un camino que nos ha traído hasta aquí.

Y dado que estamos mucho mejor que en los años veinte del siglo pasado, algo bueno tuvo que ocurrir también en aquellos cuarenta años.

Aunque yo, hubiese preferido vivirlos como Stanley Payne desde lejos. 

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