martes, 14 de noviembre de 2017

Rusia ciber-ataca

Como la mayoría de los españoles no se ha enterado todavía de que vive en el siglo XXI y siguen erre que erre con la guerra civil y el general Franco, esto de los ciber-ataques de Rusia les debe sonar como una especie de enfermedad, como la gripe asiática o algo así, pero lo cierto es que con la crisis catalana España se ha colocado en otro de los campos de batalla de la geo-política mundial.

En el primero, el enfrentamiento entre corrientes islámicas, ya nos afectaba de forma importante por nuestra situación geográfica, pero este segundo frente que podríamos denominar, como en la segunda guerra mundial frente del este, nos ha pillado por sorpresa.

Los más avezados comentaristas ya han recordado los ataques sufridos por los países bálticos en estos últimos años, o los sucedidos en Ucrania más recientemente, o ya los detectados durante las campañas electorales del brexit, presidenciales norteamericanas, francesas, etc.

Rusia está retomando su rol de potencia mundial y no solo lo está haciendo con sus barcos y tanques sino también con una presencia inusitada en las redes telemáticas.

También China y Corea del Norte han potenciado sus sistemas de intervención en el hiperespacio y han dado muestra de su capacidad de alterar el orden y penetrar sistemas considerados por ellos como enemigos, tal y como le sucedió a la compañía Sony tras producir una película crítica con el régimen coreano.

Lo que sucede es que se está aplicando en las redes el célebre principio de las escuelas de negocios "tit for tat" o sea ojo por ojo diente por diente, es decir que si me haces una yo te la devuelvo...siempre.

Y Rusia tiene muchos motivos para estar geo-políticamente cabreada.

Lo de Kosovo fue una injuria no solo innecesaria a los eslavos sino una decisión desastrosa para toda Europa, que tiene que lidiar ahora con un estado fallido y criminal donde gobiernan delincuentes y que solo exporta bandas de mafiosos violentos. ¿Para qué?

Pero lo de Ucrania fue demasiado.

Vale que ese territorio sea la frontera entre Europa y Rusia y que cuanto más grande sea y más favorable a los intereses occidentales mejor, pero es que para los rusos es exactamente lo mismo y por lo tanto se debería haber buscado su neutralidad y desmilitarización y no su incorporación a la OTAN.

Tanto más cuanto la actual Ucrania es en realidad la suma de dos países diferentes, uno que siempre fue autro-húngaro o polaco y el otro que siempre fue ruso.

Casar esas dos realidades no fue ninguna buena idea, como no lo había sido antes casar a los croatas con los serbios por las mismas razones de antes.

El caso es que los rusos nos la tienen jurada a los europeos y van a aprovechar cualquier resquicio para actuar en toda situación suceptible de provocar división y caos en Europa.

España está mas o menos preparada para enfrentarse a las consecuencias del frente sur y medio oriental, pero de lo de Rusia creíamos estar muy lejos a pesar de tener algunas tropas OTAN desplegadas en Lituania.

La cuestión es que en el ciber-espacio las distancias son nulas y da igual que nos manden un troyano desde el extremo de Siberia como si nos lo mandan desde Alcorcón.

La Guardia Civil cuenta con un centro de protección de las redes pero ya se ve que no es suficiente.

Necesitamos muchos más recursos en medios para librar las guerras del futuro de los que necesitamos para las guerras convencionales, pero sobre todo necesitamos cambiar nuestra mentalidad y bajarnos de la actual pachorra para ponernos en guardia contra los muchos enemigos que tenemos.

Es evidente que los servicios de seguridad e información del Estado han fracasado bastante claramente en la crisis catalana, pero tomemoslo como una oportunidad para cambiar las cosas.

La secesión catalana ha cambiado ya muchas cosas. Nos ha devuelto el sentido de país que creíamos perdido.

Ahora tiene que servir para recordar en sentido de la defensa de lo que es nuestro.     

 

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