Hubo un célebre libro, "Barbarians at the Gate", luego también película, que contaba la crisis de la burbuja de los bonos basura, si, la misma de la película Wall Street.
El título, tomado a su vez de un conocido libro sobre la caida del imperio romano, (de Gibbons), tiene su gracia, y naturalmente todos los pedantes leidillos del mundo lo utilizamos de vez en cuando.
Ahora, viendo las fotos de la investidura del nuevo presidente de la diputación de Guipuzcua, el famoso título retorna, aunque ya los bárbaros han cruzado el dintel de la puerta y están aquí mismo, recordándonos que los problemas de base nacionalista se erradican difícilmente, a no ser que se recurra al genocidio o a la expulsión masiva.
Desde que Napoleon planease la creación de un estado vasco, dentro naturalmente de su imperio, la cuestión vasca ha vuelto una y otra vez, primero en forma de elemento central de la primera guerra carlista, luego como elemento único de las segunda y tercera guerras carlistas, luego, como consecuencia del desastre del 98, en forma de ideología separatista, (el PNV), luego como guerra civil dentro de la guerra civil, y finalmente en forma de guerrilla medio maoista medio guevarista, la ETA, y en forma de rebeldía institucional vía estatuto y vía debilidad de las mayorías parlamentarias nacionales.
Entender el tema vasco requiere bucear en un pasado que se remonta al oscuro papel jugado por los vascones en el genocidio llevado a cabo por Augusto contra los cántabros.
Estos, antaño los reyes de la cornisa cantábrica, (por eso se llama así), fueron practicamente exterminados, y los vascones se extendieron por las zanas que los cántabros habían ocupado, conservando una gran autonomía. (Ellos dicen que por su fiereza. Yo pienso que por los servicios prestados).
Desde entonces no han hecho mas que joder.
Allí estaba el rey Rodrigo cuando los árabes de Tarik cruzaron el estrecho, (Gib al Tarik), y desde allí tuvo el pobre Rodrigo que dirigirse a marchas forzadas, hasta los llanos del Guadalete, donde sería masacrado.
Y para que hablar de los dos últimos siglos.
Solo estuvieron tranquilos durante los tiempos del imperio, cuando como súbditos de la corona de Castilla, se embarcaron en la conquista del nuevo mundo.
Durante la reciente democracia, los vascos y los catalanes nos han amargado cada día con sus maldades y sus brutalidades.
Y de nada sirven los esfuerzos de nuestros mas esforzados propagandistas por encontrar lazos de unión, como se hizo durante los funerales por Miguel Angel Blanco.
Ellos sueltan la coz siempre que pueden.
Y ahora el Tribunal Constitucional les ha permitido mostrar su fuerza y ellos han aprovechado para soltar una coz, democrática pero repugnante a cualquier observador honesto.
¿Por qué una mayoría de vascos vota a una organización de asesinos y mafiosos?
¿Como se pueden defender tesis de supremacia racial, (por lo demás harto dudosas), sin que se le caiga la cara de vergüenza a quien lo hace?
¿Como puede ser que pasen las generaciones y el odio en lugar de desaparecer siga creciendo?
No conozco otra respuesta que la que da el sentido común:
Treinta años de autogobierno solo han servido para cebar una bomba que el sistema debería haber desactivado.
Luego el autogobierno ha fracasado.
Lo malo es que también fracasó la dictadura, la paz de Vergara, los fueros y cuatro guerras civiles.
Tal vez lo mejor sea dejarles que se lo monten como quieran, y que se entretengan levantando piedras y arrastrando bueyes.
Lo malo es como quieran volver a conquistarnos a todos para imponer al Sagrado Corazón de Jesús en España.
Es que son así.
viernes, 24 de junio de 2011
Los bárbaros, una vez cruzada la puerta.
Publicado por Antonio Cordón a las 13:21
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