Hay gente que nace con estrella, o con baraka como dicen los musulmanes, y uno de ellos era Don Santiago Carrillo, y le pongo el Don porque hasta sus mas acérrimos enemigos terminaron por hacerlo así.
Sobrevivió a la revolución del 34. A la batalla de Madrid. Al final de la guerra y la derrota. A la ofensiva alemana sobre Rusia. A los inviernos del hambre en Moscú. A las purgas de Stalin. A la reconstrucción del Partido Comunista de España. A la guerra fria. Al final de los maquis. A las purgas sucesivas. A la decadencia tras la revuelta húngara. A la decepción y la desmoralización de la izquierda tras la caida del muro. A la reconstrucción de las señas de identidad comunista en la democracia. A la transición. A la vuelta a casa, (y el paso de mito a persona normal), a la exposición pública en un país que no se parecía nada al que habían dejado los exilados. A la vida parlamentaria. Al golpe de Tejero. A la destrucción final del partido.
Y al final, con 96 años, con su cabeza perfectamente lúcida, tras comer "una comida ligera" y tal vez fumarse el último de sus legendarios pitillos "Peter Stuyvesant", se echa la siesta y no se despierta.
¿Que soñaría Carrillo esa última y postrer siesta veraniega?
¿Soñaría con los espectros de Paracuellos?
¿Con los fantasmas de los maquis enviados al matadero?
¿Con la larga lista de purgados del partido? ¿Con Semprun, con Claudin, con Azcárate?
¿Con sus conversaciones con Stalin, Gomulka y Ceaucescu?
¿Con el sonido de las botas fascistas siempre persiguiendole?
¿Con los conciliabulos para preparar la "Gran Huelga General Patriótica"?
Hoy se va al humo una de las figuras mas portentosas de la Historia del siglo XX español. Un Hombre que desde la mas extrema juventud tuvo que tomas decisiones que hubiesen hecho temblar a espíritus templados y mucho mas avezados.
Un hombre que fué coherente con la evolución de sus ideas y que no abandonó el barco hasta que este se había hundido y ya reposaba en el fondo del mar.
Es facil decir hoy que el comunismo fué un error, y un régimen criminal causante de cincuenta millones de muertos en todo el mundo.
Pero antes de llegar a esa conclusión hay que pensar en las injusticias y las desigualdades. Y en como unos hombres y mujeres creyeron que la bandera roja era el símbolo de la lucha por la igualdad y la justicia. Y murieron, fueron torturados y masacrados por pensar así.
Don Santiago paso por todas las etapas y al final reconoció que la democracia era el mejor camino, y lo dijo publicamente.
Dijo que había que guardar la bandera tricolor en el cajón de los recuerdos, y ayer en su velatorio estaba la bicolor.
Llevó el partido a la democracia y aplacó los miedos de los militares.
Una gran parte de lo que tenemos hoy se lo debemos a él, por que una transición en lucha no hubiese prosperado.
A mi me parece que hay que respetar a las personas que como Don Santiago tomó decisiones duras en tiempos duros, y no se atrincheró en las ideas pasadas para justificarse.
Un hombre con suerte. (Y con coraje y valor).
jueves, 20 de septiembre de 2012
La suerte de Don Santiago
Publicado por Antonio Cordón a las 10:34
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