viernes, 5 de octubre de 2012

La decadencia

En una exposición de arte chino que tuvo lugar en París a comienzos del siglo XX, unos conocidos intectuales franceses comentaban con condescendencia las piezas allí reunidas, cuando se les acercó un señor chino y les dijo: "no se pongan ustedes tan estupendos porque cuando sus abuelos andaban matándose con palos y piedras nosotros ya teníamos poetas decadentes".

Y es que la decadencia no es mas que la madurez casi senil de la cultura, y un síntoma mas de grandeza, aunque sea crepuscular, que de ramplonería, como es el caso de la clase política española.

Las palabras del juez Pedraz han sentado mal a los de la "clase política" y a todas las plañideras de los medios que viven como parásitos de dicha clase y sus mamandurrias, pero en realidad reflejan el desconocimiento del juez del sentido real de la palabra.

Nuestro políticos no son decadentes. Lo que son es ineptos, corruptos, e ignorantes.

Que no es lo mismo.

Para políticos decadentes los de la última dinastía china, la manchú, o los césares del imperio bizantino, pero los Zapatitos y compañía no tienen nada de decadentes. Vamos que les faltan miles de hervores para llegar a tal condición.

Pero yo creo que entiendo lo que el juez Pedraz quería decir.

Y es que los políticos que confunden las manifestaciones ciudadanas con la revolución de Octubre, y que se creen en las Cortes como Kerensky en el Palacio de Invierno, lo que son es unos ignorantes, unos timoratos, y unos cagados.

El blindaje de la Carrera de San Jerónimo es una exageración cósmica y daliniana, y las cargas policiales la consecuencia de un histerismo pueril de la delegada del gobierno en Madrid, que se ha creido Agustina de Aragón.

No es que yo sea partidario de   los antisistema que se apuntan a un bombardeo con tal de dar salida a su rabia impotente.

Pero poner en el mismo cesto a esos antisistema, (que son doscientos), con los ciudadanos que quieren, y están en su derecho de protestar y de cagarse en la puta madre de la clase politica, es un síntoma, ya digo, no de decadencia sino de estupidez.

A ver si se enteran.

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