miércoles, 10 de octubre de 2012

Los mayores de cincuenta

Al parecer Juan Luis Cebrian, presidente del Grupo Prisa, a fin de justificar el ERE al que el grupo se está sometiendo en estos días, dijo a los miembros de la plantilla que los periodistas mayores de cincuenta años no podían adaptarse al nivel que los nuevos tiempos del periodismo digital impone.

Es verdad.

Los mayores de cincuenta años nos sentimos bastante mal cuando vemos como el mercado laboral se precipita a una situación parecida a la de los primeros años de la revolución industrial, donde la empresa exigía lo que le parecía con independencia de las consecuencias que eso acarrease a los empleados y trabajadores.

Suele ocurrir que cuando la población crece demasiado, como ahora, la vida humana se vuelve una "commodity", o sea que deja de tener valor.

Por lo tanto se pueden sacrificar en el altar de la productividad a los mayores de cincuenta, y luego ir bajando porque luego serán los de cuarenta y cinco y así.

Como a la vez los sistemas de cobertura social desaparecen a toda velocidad, y mas que van a desaparecer si el paro sigue aumentando y por lo tanto aumentan los receptores y disminuyen los contribuyentes, habrá que buscar una fórmula para que la economía de mercado no se vea lastrada en su sabio funcionamiento.

La respuesta obvia es las cámaras de gas.

Los alemanes probaron durante los años cuarenta que se puede eliminar a millones de personas de golpe, y los sitemas que inventaron para ello, incluida la logística podrían ser muy mejorados.

Por ejemplo, los mayores podrían ser trasladados a los hornos crematorios en el AVE, y estos hornos podrían alimentar una planta eléctrica, de forma que la energía no se perdiese tontamente.

Igualmente se podría inocular un virus mortal aprovechando las campañas de vacunación contra la gripe, de forma que la gente se muriese en sus casas, y fuesen sus familias las que costearan los entierros, lo que abarataría enormemente los costes de la operación.

Lo cierto es que los mayores de cincuenta sobramos y no podemos adaptarnos a lo moderno.

Vemos mal la esclavitud, creemos en el descanso semanal e incluso diario (¡blasfemia digital!), y sobre todo hemos vivido otra época en que las cosas no eran así.

Dado que ahora nos intentan vender que las cosas SON ASÍ, nuestro testimonio resulta incómodo.

Yo felicito cordialmente al señor Cebrian, antaño gran progre de España y hoy neoyorkino de pro, por su excelente viraje sentimental e ideológico.

El mundo es de los atrevidos...y de los sinvergüenzas. 

  

3 comentarios:

Javier Seijas dijo...

jajaja ... sí, La Hoguera del Krahe jajaja. Te leo de vez en cuando Antonio y como te dije siempre aprendo algo. Como ese encumbramiento de la mala educación ... del gorila. Un abrazo

Álvaro Morejón dijo...

Que no se nos olvide tampoco hacer galletas como en Soylent Green...

Bromas aparte, lo mayores de 50 se encuentran en dos extremos.

Pon un lado están los que como bien comentas se quedan fuera del mercado laboral.

Sin embargo en el otro extremo están los otros mayores de 50, que son los que dirigen las empresas, y los que acaparan la inmensa mayoría de los salarios altos, y los que toman las decisiones...

Como la decisión de hacer un ERE para dejar sitio a los nuevos recursos productivos, más jóvenes y explotables.

Antonio Cordón dijo...

Si para sobrevivir en el mundo laboral después de los cincuenta tienes que llegar a directivo, es evidente que a la mayoría no les queda otra que convertirse en soylent green.

Pero es verdad que cuando nos despidamos de este mundo cruel, con nuestras generaciones se van los últimos representantes de las clases medias amplias.

Como poeticamente nos contó Sofia Coppola en Maria Antonieta, el mundo de hoy se va pareciendo cada vez mas al de las vísperas de la Revolución francesa.