lunes, 9 de septiembre de 2013

El imperio de la magia

Llegan los componentes de la delegación española en Buenos Aires con caritas de tristeza y desconsuelo.

Un comentario es unánime: ¡Se ha hecho todo lo mejor posible!

Curiosamente es lo mismo que dijo Felipe II ante el desastre de la Armada Invencible.

La prensa afín confirma este diagnóstico: ¡Madrid lo ha hecho fenomenal!. Incluso la prensa menos afín no quiere salir en la foto como los que se ensañan con el vencido.

Las interpretaciones de los tertulianos, como de costumbre, van de la estupidez supina hasta la sugerencia de la mano oculta, en base a alambicados análisis, en los que todos a nuestro alrededor conspiran para que Madrid, ¡esa gran ciudad!, no pueda albergar unos Juegos Olímpicos, que hubiesen asombrado al mundo estableciendo un paradigma inigualable. (Es natural que franceses, alemanes, japoneses, y norteamericanos no pudiesen consentir en una victoria española).

No he visto más críticas que las que se refieren a nuestro pobre ingles, porque todo lo demás, ¡estupendo!

Al parecer el hacer pivotar unas olimpiadas en un estadio en ruinas que nadie quiere ni regalado, la Plaza de Toros, y el estanque del Retiro no es causa de duda para el Comité Olimpico.

Tampoco el hecho de que el país esté en la ruina y tenga una deuda pavorosa, que aumenta cada día en 30 millones de euros, tiene nada que ver.

Tampoco que Madrid sea una ciudad sucia y descuidada, en la que cuadrillas de gitanos rumanos mendigan en todas las esquinas.

Tampoco que haya gente rebuscando en las basuras en cuanto cae la noche y dejan las aceras llenas de desperdicios.

Tampoco que el metro y las aglomeraciones estén llenos de carteristas marroquies y peruanos-ecuatorianos, etc.

Tampoco que nuestra clase política sea una de las más corruptas de Europa, lo que era facil de comprobar viendo el tamaño de la delegación.

Tampoco que nuestros deportistas tengan fama de doparse más que las alemanas del este, y que una senadora del PP sea una de estas deportistas drogotas.

Tampoco que nuestra familia real esté en entredicho por la corrupción.

En fin, lo más triste es que con todas estas cosas la gente crea que hay una mano negra.

En España es más facil convencer a la gente de la racionalidad (aburrida), que de la magia.

Será por eso que hay tanto sinvergüenza. 

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