domingo, 13 de octubre de 2013

El Buenismo, la Izquierda, y los de siempre.

Hoy está el Grupo Prisa de buenista para arriba.

Los sucesos de Lampedusa, han disparado la líbido de los que han tomado el estandarte de Francisco de Asís y lo enarbolan con el indisimulado deseo de atraer los votos de todas aquellas personas que en Occidente han abdicado de todo derecho a la autodefensa y van por la senda que conduce al seguro desastre.

Pero El País y la SER, llevan todo el día predicando sobre la necesidad de que abramos nuestras puertas a los millones de personas que suben desde Africa y el Medio Oriente.

Parece que las evidencias de quien y como ha desencadenado este proceso de globalización que nos comienza a sofocar, para nada afectan a aquellos que se dicen de izquierdas, cuando en realidad van en contra de aquellos a quienes deberían representar.

Las izquierdas nacieron para defender los derechos del pueblo trabajador. De los asalariados.

Y ya desde sus inicios, los líderes de la izquierda avisaron del peligro del entonces llamado lumpen proletariado, o sea los pobres, que eran utilizados por los dueños de los medios de producción para abaratar los salarios, romper las huelgas y empobrecer las condiciones de vida de los que trabajaban.

Hoy las izquierdas ya no se preocupan de los que trabajan.

A nadie le importa un bledo lo que pase con los sindicatos, vease los sucesos de Sevilla, y estos están en franca disolución. Nos dará mucha risa, pero hay quien se rie mucho más.

¿Cuanto tiempo tardarán los trabajadores españoles en darse cuenta de que los que supuestamente tendrían que defenderlos en realidad no hacen más que perjudicarles?

Ahora muchos han votado al PP, porque piensan que a lo mejor hacían algo, pero ya se van dando cuenta que no, y pronto comenzarán a buscar en lo que en Europa se llama la extrema derecha, pero que en realidad son populismos fascistoides que prometen soluciones mágicas a problemas que requieren algo más.

La destrucción del sistema europeo es más que segura si los unos empujan hacia el libérrímo mercado, el de horarios flexibles, sueldos a la baja, vacaciones a cero, etc, y los otros empujan hacia el suicidio del estado a base de políticas de inmigración y de subsidios para todo y para todos.

Sinceramente pienso que nos estamos metiendo en una situación sin salida y no veo que nadie parezca darse cuenta.

Si tengo que elegir entre buenistas y globalizadores, la verdad es que prefiero irme a una comuna en la cima de un monte y ponerme a cantar salmos.  

No hay comentarios: