viernes, 18 de octubre de 2013

La gitanilla

Los buenistas y sus aliados; feministas, jóvenes antisistema, ecologistas trágicos, y demás santa compaña, están en plena ofensiva en Francia por el caso de una jóven gitana, que ha sido expulsada de Francia junto a su familia, ya que eran inmigrantes ilegales y en el país vecino han decidido cumplir la ley.

A ese coro de plañideros y plañideras se ha añadido de inmediato todos los bien pensantes que no quieren ver sus conciencias enturbiadas por visiones de deportaciones, campos de internamiento o simples peticiones de documentación.

¡Hay que querer al prójimo! dicen con indignación los burgueses franceses, (como dirían los españoles en el caso más que improbable de que a las autoridades españolas se les pasase por la cabeza cumplir la ley y expulsar a los gitanos del este que nos invaden).

Y mientras sigue la murga de los niños, sus derechos, las obligaciones de los demás etc, etc.

Y yo me pregunto:

¿Estan los buenistas franceses indignados por la expulsión de esta joven gitana-kosovar, o por la todos los gitanos de cualquier edad?

¿Creen los franceses que la joven gitana-kosovar que hoy está en el colegio, dentro de tal vez solo unos meses seguirá en sus estudios, o tal vez se pasará a la mendicidad, el robo, la estafa y otras actividades a las que se dedican sus paisanos?

¿Creen los franceses que las declaraciones de la gitanilla kosovar son de verdad?

¿De verdad alguien considera que la expulsión de los clanes de delincuentes gitano-kosovares es similar a la persecución de los judios europeos?

¿De verdad estamos de acuerdo en dejar que las bandas de gitanos del este nos sigan robando impunemente?

Hablando de otra cosa:

Hace unos días dejó de publicarse el International Herald Tribune.

Durante décadas fué un símbolo para los que querían saber que pasaba en el mundo y no se conformaban con lo que les contaban los medios locales.

Un oasis de libertad en países como España. (Como estaba en inglés no era considerado peligroso).

Siempre que ibamos de viaje comprábamos el IHT para dedicar los tediosos momentos antes de despegar leyendo sus tiras cómicas y tratando de comprender sus metasentidos.

Lo voy a echar de menos. (Como a tantas otras cosas).

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