¿Con quien tenemos que ir?

O también, ¿que es lo que tenemos que creer? Porque cada vez es más indecente la forma en que los medios de comunicación tratan temas que requerirían una cierta capacidad de análisis.

Hoy sin ir más lejos nos encontramos con las "interpretaciones" de la última encuesta de la "población activa", que da pié a que los corifeos del régimen echen las campanas al vuelo porque comienza a crearse empleo.

Veamos: la noticia dice que se han creado 8.400 empleos. El desempleo es de 5.800.000 personas.

Vergüenza debería de dar a los políticos hacer afirmaciones positivas en semejante situación, pero que los medios lo recojan y comenten sin referirse a tan desproporcionada relación resulta ¿sospechoso?

En Ucrania siguen los partidarios de Occidente su campaña de resistencia contra los partidarios de Rusia.

Ahí decididamente somos partidarios de los ucranianos occidentales.

Sus manifestaciones son muestras de independencia y libertad.

Si queman contenedores es resistencia. Si agraden a la policía, valentía y heroismo.

Esas mismas manifestaciones en el Gamonal son actos de "violencia callejera", terrorismo urbano, etc.

Los manifestantes son "batasunos". Elementos antisistema.

En Siria, depende de los días. Cuando el acuerdo USA-Iran, las milicias sunitas pasaron a ser "terroristas", pero como ahora se trata de encontrar una solución equitativa eliminando al actual mandatario, hemos "descubierto" sus "crímenes y torturas". O sea que ahora vamos con los de Al Queda.

Así que en este tema estamos desconcertados, ¿con quien vamos ahora?

En Cataluña se ha abierto la veda: nacionalistas "caca". Todo lo que digan es materia fecal. Todo lo que hagan delictivo. (Mientras en Cataluña es la viceversa).

Me parece que nos estamos haciendo un lío.

Los de Sacyr, ¿son buenos o malos? Si hubiesen hecho lo mismo en España, (que es lo que han hecho mil veces), ¿que diríamos de ellos?

Sandro Rosell ¿es un ladrón o una víctima del "centralismo"?

Señores de la prensa, dennos un criterio por favor, o pidan ustedes a los que les mandan los titulares que no les mareen cada día cambiando la línea divisoria entre los buenos y los malos.

Volvamos a lo de siempre: los indios malos. El Séptimo de Caballería los buenos.