Ayer se puso trascendente Angela Merkel y en un mundo en el que solo cuenta el cortoplacismo y la retórica hueca de los políticos, habló de las cosas que importan y que tan a menudo se olvidan.
En un mundo de iletrados, y de seguidores de Belén Esteban, (de las belenesesteban de cada país), conviene recordar la historia, y no dejarse llevar por tanto descerebrado que dice que lo mejor es olvidar y no mirar hacia atrás.
Cuando la Sra. Merkel dice que los países que comparten moneda no se hacen la guerra, está recordando que a su país lo destruyeron tras la primera guerra mundial, entre los franceses y los ingleses, a base de precipitar al marco por una espiral de inflación y deflación hacia la ruina total del país, que incapaz de pagar las reparaciones de guerra impuestas, (como ahora sucede con la deuda soberana), produjo hambrunas y desesperación entre la población y al final condujo a Hitler y a otra guerra.
Maynard Keynes, que participó en las negociaciones de después de la guerra lo advirtió: si se conduce a una sociedad a una situación imposible las consecuencias serán malas para todos.
Pero el ansia de venganza y revancha sobre todo de los franceses, (que eran los que habían sufrido las mayores destrucciones), generaron una descapitalización absoluta de la hacienda alemana y la ruina de sus empresas. Y eso generó un paro brutal, (no mucho mayor que el que ahora hay oficialmente en España), caida del consumo y bancarrota.
Después, Alemania tras derrotar a Polonia volvió a utilizar el arma de la inflacción contra los polacos, estableciendo tipos de cambio que permitían a los alemanes comprar todos los bienes que querían por cuatro cuartos.
Así que Angela Merkel sabe de lo que está hablando.
Una moneda única obliga a todos a remar en la misma dirección. Une intereses, que son mas fuertes que las emociones en el largo plazo.
Aunque en España no hayamos tenido la experiencia de las geurras europeas, si hemos vivido la tristeza de las devaluaciones.
La moneda es una cuestión de la máxima importancia.
Demos gracias que Angela Merkel también lo sepa y de que está dispuesta a arriesgar su corto plazo electoral por intereses superiores.
Creo que es de justicia agradecerselo.
jueves, 8 de septiembre de 2011
Alemania y Europa en la encrucijada
Publicado por Antonio Cordón a las 10:36
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