domingo, 25 de septiembre de 2011

La vuelta de la censura previa

Entre las cosas de estos últimos días, una de las mas chuscas ha sido el intento de introducir la censura previa a los redactores de los telediarios de la televisión pública, por acuerdo del consejo del "ente" público, al que pertenecen representantes de los diferentes partidos políticos.

Estos angelitos, víctimas de su sentida responsabilidad de velar por los intereses de quienes les han colocado en el sillón, habían decidido auto-proclamarse censores de la información, con derecho y con un ordenador conectado al de la redacción, de vetar cualquier contenido que les pareciese ofensivo, para su partido naturalmente.

La distancia sideral que separa a los políticos de la realidad es proporcional a la longitud del ronzal que les ata a quienes les colocan en las listas.

A menor esta última, mayor el espacio de vacío estelar.

Ante el mosqueo de los medios, los censores torquemádicos han tenido que ceder, y el de izquierda unida ha tenido la decencia de dimitir.

¡Vaya pájaros!

Pero que nadie se crea que intentaban tan siquiera prestar un servicio a las ideas que les embargan, (si es que tienen alguna), era tan solo el deseo baboso de lamer el culo de sus líderes y de los que generan las consignas del día en cada sede política.

Si en campaña electoral resulta vomitivo escuchar a cualquier representante político, estos mamelucos partidarios se han llevado la palma del martirio del ridículo.

Ver a un hombre como Rubalcaba esclavo de las consignas es como para salir corriendo.

Y ver a los otros dándose empujones para salir en la foto con Mariano es como para reflexionar.

¡Vaya panda de sinvergüenzas!

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