miércoles, 15 de mayo de 2013

Montoya y Carmona

Rosencrantz y Guilddenstern son dos nobles daneses que son enviados para acompañar a Hamlet en un viaje a Inglaterra. Portan una carta sellada del rey de Dinamarca y tio de Hamlet, en la que éste pide al rey de Inglaterra que mate a Hamlet. Hamlet descubre el complot y los que pasan por el patíbulo son los acompañantes.

Todo esto me ha venido a la cabeza recordando la noticia publicada estos días acerca del asesinato de dos comerciantes españoles, Montoya y Carmona, quienes al parecer se dedicaban a la venta ambulante de ropa, en el estado mejicano de Sinaloa, conocido por todo el mundo, menos por estos dos "empresarios", como uno de los epicentros de la narco-guerra mundial.

Encontrados esposados, acribillados a balazos y con signos de tortura, metidos en su coche y éste arrojado a un pantano, no sabemos que provocó semejante furia, excepto si la ropa que vendían no era de la suficiente calidad, pero aún así parece un poco exagerado tomarse esa venganza por un mal corte de chaqueta.

Que la venta ambulante es uno de los negocios mas característicos de ese grupo racial en el que abundan los Montoyas y los Carmonas, es bien sabido pero que las redes de venta se extiendan a Méjico y concretamente al estado de Sinaloa, es para mí una novedad, aunque como diría la Ministra de Trabajo, se trata sin duda de un ejemplo de "movilidad geográfica" y de la creciente oleada de esfuerzo exportador de nuestra clase empresarial, que ha conseguido equilibrar nuestra maltrecha balanza de pagos.

Sin duda Montoya y Carmona, a la vista de la bajada de ventas en los mercadillos de Villalba y Moralzarzal, decidieron expandir sus redes comerciales hacia los países hermanos del otro lado del Atlántico, siguiendo así el ejemplo de Telefónica, Repsol, BBVA y tantos otros.

El oro de las Americas siempre está presente en el imaginario de nuestra clase empresarial y logicamente ha prendido en estos pequeños empresarios del "retail" textil, que seguramente impulsdados por las enseñanzas de alguna escuela de negocios nocturna, decidieron ampliar mercados y redes comerciales.

¿Por qué precisamente a Sinaloa?

¿Que consultora consultaron (valga la redundancia), para decidir que su territorio de expansión debía ser un territorio salvaje en el que reina el narco de turno que a estas alturas funciona como un señor feudal y administra la vida y muerte de sus vasallos con total abandono?

¿Acaso detectaron a traves de la web de la CEOE la necesidad imperiosa de los mejicanos de hacerse con vaqueros de marcas raras o chaquetas de tejidos sospechosos?

¿Que hacían Montoya y Carmona en Sinaloa?

¿Que pié pisaron?

Nota final:

Si no existiera la narco-guerra y las sustancias que se venden a traves de cárteles ilegales fuesen legales y se vendiesen en las farmacias, además de constituir unos estupendos ingresos para el estado, no existiría la economía criminal que las rodea y que es imprecindible para su comercialización.

Las operaciones que llevaron a Montoya y Carmona a Sinaloa hubiesen sido legales y sujetas solo a las leyes del comercio internacional.

Y las traiciones de negocios se dilucidarían en un despacho de abogados y no en un matadero mejicano.     

1 comentario:

CER dijo...

thenoend.com

La venta de ropa ambulante es dinámica y cercana. Un despliegue de moda que lleva estilos a las calles, ofreciendo opciones accesibles y variadas en una experiencia de compra espontánea y versátil.