viernes, 14 de junio de 2013

Hipocresia Sideral

Los Estados Unidos de America, ese estado que incumple, a veces violentamente, todas las leyes internacionales, e incluso aquellas que aún no se han publicado, ha decidido apoyar al los rebeldes sirios en base a que el gobierno ha utilizado en la guerra civil en marcha, gases tóxicos que han matado a cien personas.

No parece que cien personas sean significativas en una guerra que segun los analístas ha causado ya 60.000 muertos, que lo habrán sido por medio de todo tipo de armas, explosivos, objetos cortantes, o estacazos en la cabeza.

Parece que para los norteamericanos es mas punible matar por gas que hacerlo a bayonetazos.

Y así van a justificar la intervención en una guerra civil que se les estaba escapando de las manos, sobre todo a partir de la entrada en la contienda del ejército iraní a través de los mercenarios palestinos chiies.

Siria tiene que pasar a manos sunnies dentro de la reconfiguración del mapa de la zona que patrocina el premio Nobel de la Paz, Sr. Obama junto a los príncipes saudies.

Lo que opinen los ciudadanos del pobre país es lo de menos.

Igual que sucedió tras la primera guerra mundial, las potencias están volviendo a trazar las fronteras de un territorio que no se deja facilmente dividir geograficamente ya que las divisiones profundas son las religiosas.

Sunies y chiies. Cristianos y drusos. Alauitas y galileos. Todos con sus creencias y sus formas de vivir. Todos necesitados de un poder central regulador y no de que una de las facciones predomine y trate de imponer su regla como la única ley.

Si se tuviese memoria se intentaría volver al viejo imperio otomano, donde todos convivían y solo tenían que prestar obediencia a los turcos.

Pero eso ya queda muy lejos y lo que cuenta es que Siria es aliada de Irán y tiene que ser reducida a escombros.

Y sobre las ruinas gobernarán los salafistas sunnies, con su Saría y sus retrogradas fórmulas de vida que son las que están sacando a la calle a los jóvenes turcos, que han pasado de una dictadura militar benigna a una democracia musulmana odiosa y represiva. (Como en Egipto).

La excusa es el gas, como podía ser el mal aliento de Al Asad.

La hipocresía de los regentes del imperio y de todos los voceros de los medios de comunicación es digna de estudio.

No siento ninguna simpatia por El Asad pero lo siento por los cristianos sirios, (los mas antiguos del mundo), cuyo destino será la muerte o la emigración, a mayor gloria de los mismos que gritan sus odios contra el occidente pecador.

¡Hay que fastidiarse!   

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