jueves, 30 de abril de 2015

¡Pero que poca vergüenza!

No quiero dejar pasar más tiempo sin comentar el, para mi, asombroso descubrimiento de que hay un montón de parlamentarios españoles a sueldo de empresas.

Todo con la cobertura de un reglamento de las cámaras que permite que diputados y senadores compatibilicen sus tareas parlamentarias con el supuesto ejercicio de sus carreras profesionales.

Para encubrir semejante despropósito se aduce una supuesta necesidad de que estas personas, cuyos cargos en realidad tienden a ser vitalicios, no se queden "desamparados" una vez que dejen sus poltronas.

Además se les permite que mantengan despachos, bufetes, consultoras, etc. que ayuden a diluir los lazos entre sus patrones y sus "ilustres" personas.

Se aduce que otros países civilizados tienen reglamentos semejantes.

Yo dudo que en ningún país un diputado pueda estar a sueldo de una empresa o asociación cuyos intereses se dilucidan en el parlamento, congreso o cámara que sea.

Estos pájaros de la secta que nos gobierna llevan años oponiéndose a que exista un registro de lobbies  en España y a regular esa actividad que no solo es necesaria sino que siempre existe.

La diferencia es si su existencia es transparente o es subterránea.

Los políticos españoles prefieren  la clandestinidad.

Ahora lo entiendo.

Y encima va Martínez Pujalte, que en su día fue martillo de corrutos y admite que a lo mejor lo que hace "no es ético", pero es legal.

O sea fastidiaros que no me podéis hacer nada.

Puede que yo sea un poco inocente, pero en mis tratos con las administraciones públicas y con parlamentarios nunca pude imaginarme que mientras yo me movía con la máxima prudencia y respeto a la función que representaba la otra parte, otros andaban repartiendo sueldos y regalos.

Yo pensaba que eso no ocurría en mi país.

Y para mi ha sido desolador comprobar que hemos llegado a un punto de deterioro y corrupción del sistema que solo cabe el mas absoluto desprecio o ...

Lo dejo en puntos suspensivos.   

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