lunes, 4 de mayo de 2015

¿A quien elegimos?

Llegan otra vez las elecciones y con ellas el viejo dilema:

¿A quien voto?

Y ahora un nuevo dilema:

¿Voto?

Yo no lo tengo nada claro, y cada vez que escucho a alguno de los candidatos, menos.

En Madrid todo se centra en otro dilema:

¿Votamos a Esperanza Aguirre?

¿Y si lo la votamos, a quien votamos?

Si Madrid es ya un lugar que cada día se parece más a una urbe del subdesarrollo, con su centro urbano tomado por muchedumbres, legiones de mendigos y coches, ¿Qué sucedería si la señora Carmena  y sus compañeros de viaje de Podemos se hiciesen con el bastón de mando?

En cuanto al candidato del PSOE francamente no he conseguido escucharle nada que no sea un eslogan. El de Ciudadanos, no se quien es.

En consecuencia, la señora Aguirre, que tiene a la espalda el haber cobijado una de las mayores tramas de corrupción administrativa de nuestra historia, es la candidata mejor posicionada.

La estuve escuchando la otra noche en La Sexta.

Me pareció sincera.

Como ella misma dijo, "soy la única que me presento a cara descubierta".

Efectivamente lo es.

Doña Esperanza es una especie de Margaret Thatcher a la española con una indestructible ambición por mandar, pero también con una serie de convicciones personales que son parecidas a las de muchas de las personas que viven en esta ciudad.

De todos los candidatos es la única que tiene una personalidad política definida: es de derechas.

Los demás no sabemos, pero suponemos que son de lo que toque. Exceptúo a la señora Carmena que francamente no se que pinta al frente de la manifestación de los jovencitos. Pienso que Tania Sánchez hubiese sido una candidata mas apropiada.

¿Qué necesita Madrid?

Claramente necesita de un poca más de definición de la que ahora existe.

Necesitamos saber si los servicios existentes son sostenibles. Si podemos pagar las deudas. Si el tráfico debe de ser regulado en el centro. Como podemos paliar la epidemia de mendicidad. Si turismo y vida ciudadana son compatibles. Si hay un proyecto de racionalidad para nuestras calles entre el furioso hipercapitalismo del todo vale y las excesivas reglas que ahoguen la actividad económica.

Si hay un proyecto de ciudad que no sea el de que sigan los mismos indefinidamente me gustaría saberlo.

Si no, creo que el día de las elecciones me voy a quedar en mi casa. 

    

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