jueves, 27 de octubre de 2011

¡Aquellos terminales móviles de entonces...!

La noticia de la salida de Ericsson del negocio de los terminales nos deja a los que algo tuvimos que ver con ese asunto algo huerfanos y eso que la creación de Sony Ericsson ya era una forma de desligar infraestructuras y terminales y una admisión de que para las compañías tecnológicas de las telecos, el mundo de la electrónica de consumo era demasiado diferente e incomprensible.

Por hacer algo de memoria, en un mundo que va tan deprisa que todo pasa demasiado rápido al olvido, hay que decir que tan solo treinta años un terminal móvil era una rareza cuyo precio se establecía en función, no de la oferta y la demanda o del sumatorio de sus costes asociados, sino de la posibilidad de dar el servicio en unas redes incipientes.

Dado que la idea era que en España pudiesen existir, en el mejor de los casos, unos cincuenta mil abonados al servicio, y al objeto de mantener el aparato solo al alcance de las élites, se acordó, (sí, se acordó), que dicho precio fuese de 500.000 de las antiguas pesetas, lo que a mediados de los ochenta era una pasta importante.

Pero ya se sabía que el precio no sería una barrera de entrada, ya que sería pagado muy mayoritariamente por compañías o entidades públicas, y solo en caso de caprichos excéntricos por personas adineradas deseosas de estar a la última.

Aquellos aparatos que abultaban como maletines, se instalaban en coches de gran cilindrada en los primeros años, y luego, en un movimiento espectacular se pudieron transportar a mano, aunque lo conveniente era que fuese el chofer quien lo hiciese.

La publicidad comenzó a señalar la conveniencia del carrito de golf para transportar el aparato y la partida en el green como el lugar mas idóneo para que el ejecutivo pudiese recibir las importantísimas llamadas.

Al principio Motorola, que al fin y al cabo era uno de los inventores de la cosa llevó una gran delantera, pero dentro de Ericsson se creó una unidad autónoma para fabricar estos aparatos, que tenían el nombre genérico de "Hotline".

La publicidad de los Hotline venía protagonizada por "Harry Hotline", un personaje con pinta de Indiana Jones a quien se veía en lugares remotos para dar la idea de libertad aunque en dichos lugares naturalmente no había por aquel entonces cobertura, limitada al centro de las ciudades, zonas residenciales y carreteras principales.

Y durante un tiempo los terminales fueron una división bastante libre dentro de Ericsson, desde el entendimeinto de que lo importante eran las redes.

Pero en 1992 llegó el GSM y con el nuevo sistema un problema: había que responder al compromiso político de que las redes GSM europeas estuviesen en funcionamiento.

El problema era que solo las compañía europeas podían encargarse de la fabricación de terminales, ya que los americanos no estaban interesados en promocionar tecnologías europeas, (los asiaticos tampoco), y nadie parecía interesado.

Así que Ericsson y Nokia, además de Alcatel y Siemens, se pusieron a la tarea de fabricar los millones de terminales que hacían falta, y se tuvieron que meter en un negocio que no dominaban.

Solo Nokia supo hacerlo, reinventándose una vez mas, y se convirtió en líder mundial en una operación que dejó a todo el mundo pasmado.

La compañía que había fabricado botas de goma, neumáticos y todo tipo de cosas, la compañía que había comprado el ruinoso negocio de los ordenadores personales de Ericsson, se puso a innovar y consiguió convertirse en el icono empresarial de una época.

Todo el mundo quería copiar a Nokia y obtener los cuantiosos beneficios que otorga el mercado de consumo, (cuando se tiene éxito), pero para la mayoría de las compañías el resultado fué lo que se obtiene en el mercado de consumo cuando no se tiene tal éxito. O sea quebraderos de cabeza, millones tirados en publicidad, y lios de todas las clases.

Cuando Ericsson estaba apunto de tirar la toalla apareció Sony, que tenía expertise en consumo y falta de experiencia en telecomunicaciones, y pareció un matrimonio, de conveniencia, pero razonable.

Pero el tiempo ha sido cruel con los fabricantes de terminales, sometidos a una competencia brutal y finalmente desbancados por, ¡quien lo iba a decir!, la Apple y el mundo internet.

En tan solo 25 años se había pasado de inventarse el precio de los terminales a perder hasta la camisa, y eso en un mercado que había crecido desde los dos o tres millones de usuarios en el mundo, a los mas de 5000 millones actuales.

¿Donde quedaron Motorola, Ericsson, Nokia, etc, etc?

Y sobre todo, ¿donde quedó Europa?

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