lunes, 24 de octubre de 2011

iMessage, ¿truco o trato?

Una de las novedades que más me llamaron la atención de la última versión del SO del iPhone fue la incorporación de iMessage. El servicio propone sustituir a los SMS tradicionales, pero no desde la competencia, como el Blackberry Messenger o aplicaciones como Whatsapp, sino desde dentro. Esto es, en la propia aplicación de mensajería, si el iPhone detecta que el destinatario tiene otro terminal de Apple, el texto se enviará a través de iMessage, sobre la plataforma de la manzana. Si no, se enviará sobre la red de la operadora, siguiendo el medio habitual.

¿Es esto bueno o malo para las telefónicas? Yo no lo tengo claro. Intuitivamente uno lo primero que piensa es que cada mensaje mandado por iMessage son 0,15€ menos que ven las operadoras. Pero ahí volvemos a entrar en la falacia de que cada uso gratuito se corresponde con la pérdida de uno de cobro, y si algo nos ha enseñado el P2P es que esto no es así. Pero es que además, alternativas como Whatsapp se encuentran ya tan arraigadas en el colectivo común que el parque de usuarios de SMS está cayendo en picado.

La ventaja que le pueden ver las operadoras a este modelo frente al de competencia directa es que favorece que el usuario vuelva a fijar su vista en la aplicación de mensajería, utilizando iMessage o SMS de manera indistinta y transparente, sin complicarse de si el destinatario tiene la misma plataforma o si el servicio estará operativo.

La conclusión ineludible es el papel que le queda a las operadoras en todo esto. Se quedan como la opción segura, pero secundaria, debido principalmente a su alto coste. Primero el usuario busca las opciones de terceros, más baratas y normalmente más completas, y, en caso de fallo o falta de alternativa, se tiene (no hay elección) que recurrir a los SMS tradicionales. Así se constituye el dilema de las operadoras en nuestro tiempo: cómo evitar convertirse en dumb pipes pero sin dar el golpe de gracia a servicios que cada vez dan menos ingresos pero cuya ausencia supondría un agujero repentino en las cuentas.

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