jueves, 6 de octubre de 2011

Jobs

Nunca he sido uno de los fans de Apple, ni de Mac, ni del I-phone.

Entre otras cosas porque para mi es mas importante la tarea que tengo que hacer que el instrumento que utiliza para hacerla, y para mis tareas el PC convencional era suficiente, y una Blackberry colmaba mis aspiraciones.

Pero no por eso dejo de sentir que la muerte de Steve Jobs marca el final de la etapa de descubrimiento de la revolución digital, un tiempo mágico en el que hemos sentido y percibido la velocidad del cambio, y hemos podido darnos cuenta de como era el mundo antes y despues del ordenador personal y el teléfono móvil.

Los niños actuales ya no van a vivir esa experiencia del antes y el después.

Y todos estos cambios han sido propiciados por una serie de ex-hippies animados por una idea de emancipación del individuo frente a los grandes poderes del estado, las grandes corporaciones, el ejército y las agencias gubernamentales.

Dice Lewis Munford en su libro "El mito de la máquina", que no son los artefactos ni las tecnologías los que cambian el curso de la historia, sino que antes debe existir un cambio en las ideas y en las aspiraciones de las personas.

Aspiraciones que encuentran su realización a través de las herramientas.

Estoy de acuerdo.

Ni el PC ni el móvil hubiesen cambiado el mundo sin la revolución de las ideas sucedida en los años sesenta.

Sin los aires de emancipación y libertad que sacudieron entonces el mundo y que todavía resuenan incluso cuando los ex-hippies se convirtieron en las personas mas ricas del mundo.

Me quedo con las últimas fotos de Jobs y su esposa publicadas en el dominical de ABC este último fin de semana, que ya mostraban a un hombre en sus días postreros, que salía de su casa para dar un último paseo por San Francisco, su ciudad.

Echaremos de menos la magia de Jobs.

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