El pasado sábado estaba en la boda de unos amigos y se me acercó otro amigo, este mas jóven, con quien mantuve una entretenida correspondencia cuando ocupaba un puesto de asesor de una ministra del anterior gobierno, para increparme en broma, (así lo quiero creer), sobre como les habíamos dejado el mundo los de mi generación a los de la suya.
La verdad es que no puedo estar mas de acuerdo con David, que así se llama, porque efectivamente parece mentira que una generación tan progresista e idealista como la de los sesenta/setenta, haya desembocado en la pestilente realidad que nos ocupa.
Es cierto que nosotros, los de aquella generación, pasamos del pelo largo a la corbata de Hermes sin darnos apenas cuenta, es mas creyendo que estábamos cambiando el mundo a mejor tras el acartonado paternalismo-autoritarismo que había caracterizado el periodo de los cuarenta-cincuenta.
Aquí en España tuvimos una especie de extasis colectivo cuando hace ahora treinta años Felipe Gonzalez fué elegido presidente de gobierno.
Nos parecía que por primera vez en nuestra historia estábamos a punto de cambiar el triste destino de nuestra patria para siempre.
Lo que ocurrió a continuación fué una orgía de enriquecimientos, un alejamiento de toda ética, y un a vivir que son dos días.
Es lamentable ver que la universidad española sigue siendo un aquelarre de despropósitos multiplicado por las ambiciones pueblerinas de autonomias y ayuntamientos.
Que ha resucitado la figura de los caciques y sus paniaguados.
Que nuestros empresarios son capaces de actuar como Diaz Ferrán, es decir de forma amoral, lo que no impide que fuese presidente de la CEOE.
Que estemos volviendo a bajar los salarios para que vuelvan las multinacionales, como en tiempos de Franco.
Que no somos capaces de crear empleos basados en la innovación y la productividad.
Que dependemos del turismo como en tiempos de Franco otra vez.
Que se cometen toda clase de atropellos y nadie se responsabiliza.
¿Tenemos la culpa los de nuestra generación?
Yo diría que bastante, porque no hay muchas oportunidades de hacer grandes cambios como las que ha habido en los ochenta-noventa, y se han desaprovechado.
Ahora queremos establecer un nuevos sitema educativo en todo el país, y se oponen catalanes, vascos,...y andaluces.
No tenemos remedio.
martes, 4 de diciembre de 2012
Los errores de mi generación
Publicado por Antonio Cordón a las 21:02
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