domingo, 2 de diciembre de 2012

El camino no es el objetivo, sino sólo el camino

Con intención de cambiar un poco el ánimo de los últimos posts del blog y volviendo a temas más banales (o no) del ámbito digital, me convenzo a escribir sobre aquellos que confunden el camino con el destino.

La motivación por objetivos es una de sus formas más antiguas y extendidas, precisamente porque funciona mejor que otros sistemas basados en la buena fe y la confianza. Cuando uno tiene un objetivo marcado, sabe hacia dónde tiene que dirigirse, cuál es la meta y, con suerte, conoce el camino que conduce hacia ella. Este objetivo debe medirse, para poder discernir con certeza si dicha meta se ha alcanzado. Por ejemplo, en un carrera de 10 kilómetros, la meta está en el metro 10.000 y la métrica serían los propios metros recorridos.

El mundo del marketing es especialmente complejo a la hora de medir efectividades por objetivos. Por ejemplo, bien es sabido que el consumo de televisión se mide a través de sondeos, paneles y audímetros, haciendo bueno el dicho ese que dice que hay 3 tipos de mentiras: las pequeñas, las grandes y las estadísticas.

En los últimos años, con el auge del social media como herramienta de marketing y comunicación, nos encontramos con que, en un contexto nuevo, las mismas trampas siguen existiendo. Un gran ejemplo es el de la famosa Oprah, que escribió sobre lo encantada que estaba con su tableta Surface de Microsoft... desde un iPad.

O la "maniobra" que describe Enrique Dans, por la que agencias de comunicación le ofrecen dinero a cambio de que enlace desde su popular blog a las páginas del cliente, sin importancia alguna de que lo que trate el texto tenga siquiera que ver con la actividad del cliente.

U otra más, que ha seguido la agencia que trabaja para Nike, según la cual para saber cuándo abren el plazo de inscripciones para la San Silvestre Vallecana 2012 tienes que entrar en la página de Facebook de la marca y hacer click en "me gusta", independientemente de que te guste la marca o no, tengas cuenta de Facebook o no, tengas si quiera ordenador o no.

Perfiles populares de Twitter a la venta, enlaces "relevantes" para que el algoritmo de Google te indexe mejor, numerosos amigos falsos en las páginas de las marcas en las redes sociales... Todas estas prácticas valen cuando uno confunde el camino con la meta, cuando piensa que lo importante es el número de seguidores, retweets, enlaces... y no lo que de verdad es importante, el fortalecimiento de la relación con el cliente, que al final es el que paga tus productos y servicios.

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