miércoles, 19 de diciembre de 2012

Los talibanes y la polio

Recuerdo la gracia que me hizo una ocurrencia de Enrique Jardiel Poncela, uno de los pocos escritores españoles de humor, que situa en la casa de uno de los personajes un cuadro de grandes dimensiones titulado, "Campesinos búlgaros huyendo de la vacuna".

Se ve que en los años treinta, la época de esplendor de Jardiel, los búlgaros no tenían buena prensa. O sea mas o menos como nos pasa a los españoles de ahora, que tiene el embajador Trillo que andar protestando porque escriben los medios ingleses artículos maledicentes contra nuestra ilustre raza.

Se ve que nos tienen envidia.

A los medios españoles les cuesta mucho, sin embargo, hablar mal de los islamistas, islámicos o musulmanes en general, de igual manera que les cuesta hablar mal de huelguistas o de esos personajes llamados okupas.

Por eso me ha sorprendido que El País publique una información que dice que en Pakistan, han tenido que suspender la campaña de vacunación contra la polio, porque dicen los imanes que "es una conspiración de occidente". Supongo que es una conspiración para envenenar las esencias de tan ilustre raza taliban.

Estos angelitos se han dedicado a asesinar a los médicos y colaboradores que llevaban la vacuna por los caminos de cabras de aquellas tierras que tanto dieron que hablar en tiempos del imperio británico y los lanceros bengalíes.

Así que el gobierno pakistaní ha tenido que suspender la campaña de vacunación, y dejar que los niños talibanes se sigan contagiando de una enfermedad que ha desaparecido de todas partes excepto de Pakistan, Afganistan y Nigeria.

Tres países donde religión y barbarie han creado uno de los ecosistemas mas salvajes y miserables del planeta.

La polio fué una enfermedad terrible en la Europa de los años cincuenta.

Doy fe, porque yo mismo la padecí en 1959, aunque en mi caso fué un brote leve que no dejó secuelas.

La mayoría de los niños infectados o bien moría en las primeras horas, o bien quedaba con parálisis en diversos grados.

El hecho de que haya lugares en que se condene a niños a vivir como lisiados a cuenta de una religión, dice todo lo que hay que decir de esa religión.

Y a mi me parece particularmente repugnante, incluso cuando ya solo estamos a dos días del fin del mundo y deberíamos estar dedicados a cumplir nuestros últimos deseos.

Yo por ejemplo deseo que el fin del mundo empiece precisamente en el reino de los talibanes.   

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