jueves, 28 de noviembre de 2013

Sé sumisa

Me parece que la revolución feminista no solo ha dejado despistados a los hombres de medio mundo, (en el otro medio sencillamente no se ha llegado a producir), sino que también ha dejado descolocadas a las mujeres.

Naturalmente hablar de estas cosas es como meterse con un garrote y los ojos vendados en un campo de panales de abejas, y hay que tener cuidado exquisito para no acabar con los ojos morados y la cocorota llena de chichones.

Pero el fenómeno permanece.

Me entero por los twitters que el libro mas vendido en Amazon es el ya célebre "Cásate y se sumisa", de una autora italiana y que está siendo publicado por editoriales cercanas a la Iglesia.

No hace mucho tiempo era 50 sombras de Grey, y toda una larga secuela de maso-soft, con la sumisión otra vez de por medio.

Yo no creo que vayamos a dar marcha atrás. Eso es más que imposible, pero a lo mejor hemos ido en la marcha adelante más deprisa y más lejos de lo que muchos están preparados para asumir. Muchos y muchas, como dirían los socialistas-buenistas.

A ver si va a tener razón Hegel cuando decía que a toda tesis se opone una antítesis, y que después tiene que venir una síntesis. (Que a su vez se convierte en la nueva tesis y el ciclo del progreso vuelve a empezar).

Lo cierto es que en algún lugar de nuestros cerebros anidan las ideas más antíguas que son las que nos ligan a nuestro pasado colectivo de cazadores recolectores, y que esas ideas afloran de vez en cuando con una fuerza insospechada.

Pasa igual con los nacionalismos que no son otra cosa que nostalgia de la tribu.

El progreso de la humanidad está ligado a una serie de emancipaciones: del miedo a lo desconocido, del miedo al hambre, del miedo a la violencia, de la tiranía de las teocracias y las aristocracias, de la tiranía de los dueños de los medios de producción, y finalmente en el caso de las mujeres, de la tiranía de los hombres.

O eso parecía hasta que la revolución conservadora de los ochenta comenzase a socavar todos los mecanismos de protección del individuo en nombre de la libertad de los mercados.

Y ahora, la realidad del desempleo tal vez comience a llevar hacia la idea de que la mujer vuelva a casa.

Y esas ideas encuentran eco en muchas mujeres a las que les afecta el "miedo a la libertad", un viejo tema del que habló en los sesenta un célebre psicólogo llamado Erich Fromm.

Ni así cambiará el mundo que tenemos.

Puede que a muchas chicas educadas y profesionales les pueda gustar soñar con sombras de gris o de otros colores, pero no creo que quieran renunciar a tener cuenta corriente, ni vida propia.

A lo mejor tampoco quieren estar solas y añoran los supuestos fulgores de la vida patriarcal.

Espero que las nuevas generaciones sepan encontrar una síntesis hegeliana creadora.

A los de la generación de Mayo del 68 ya nos pilla muy mayores.      

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