jueves, 12 de marzo de 2015

Peleas en las cloacas

Llevamos unos días en que, al parecer, y digo al parecer porque dada la naturaleza subterránea del asunto no es plenamente visible, en esos lugares virtuales que algunos llaman las "cloacas del Estado", se está produciendo una pelea o guerra de perfiles indeterminados y contendientes nebulosos.

Como ya advertíamos el otro día El País, sorprendentemente, aparecía como punta de lanza contra un sujeto llamado Comisario Villarejo que a su vez era el azote del Presidente de la autonomía madrileña y ex-segundo de abordo de Esperanza Aguirre, Ignacio González.

Esta alienación, como la de algunas constelaciones en el cielo nocturno, resultaba sorprendente y amenazadora, como si auspiciase alguna desgracia descomunal.

Hoy ya sabemos, por el susodicho Vuillarejo, que esa publicación se debe a una guerra entre la Policia y el CNI, o sea la CIA española.

Y eso ya cuadra un poco más porque El País es una plataforma desde la que se ha expresado a menudo la inteligencia española sobre todo a través del Instituto Elcano y sus analistas de política internacional.

El caso es que hace poco tuve la ocasión de escuchar al Director del CNI, general Félix Sanz quien hizo una defensa a ultranza de la legalidad prístina del Centro que me sorprendió sobre todo por lo innecesaria en un foro como aquel en el que nos encontrábamos donde nadie hubiese osado dudar de tal cosa (al menos públicamente).

Otra cosa que afirmaba en general Sanz era que en el modelo español de inteligencia agrupaba todas las actividades del ramo, en contraste con la mayoría de los países de nuestro entorno que tienen servicios diferentes y a menudo en competencia para las diferentes ramas del espionaje.

Pero claro, el general Sanz debía saber mucho mejor que nosotros que algo se estaba cociendo en esos mismos momentos que iba a poner en duda, primero la prístina legalidad y segundo el supuesto monopolio.

Y así aparece ahora que la Policía también tiene sus servicios secretos que como hemos visto en el caso González, actúan sin mucho respeto por la legalidad oficial.

A mi me parece que los servicios secretos no pueden tener un respeto demasiado escrupuloso por las leyes vigentes porque se mueven en unos terrenos en los que la "oposición" actúa sin ningún miramiento en aras de la efectividad.

Si todo hay que consultarlo con un juez me parece que la mayoría de las novelas de espías que hemos leído perderían la mayor parte de la gracia.

De lo que me gustaría estar seguro es de que esos servicios trabajan para nosotros, para nuestro país y nuestra sociedad.

Y estoy por asegurar que en el caso del CNI eso es así, aunque en el caso de la Policía ya no estoy tan seguro.

El caso es que los casos del "pequeño Nicolás", el ático de González y sus conversaciones en "La Mallorquina", la princesa Corina y otros tejemanejes, parecen obedecer mas a una guerra sorda por poner orden en las cloacas del Estado que al propio interés general entendido como lo que hay que hacer ahora mismo para sacar al país del marasmo paralizante en que ha caído como consecuencia de la desilusión generalizada con nosotros mismos producida por la corrupción.

Creo que está bien que siga saliendo toda la mierda pero me gustaría que se apalease con mayor discreción para que no terminemos todos con depresión.

Y en este sentido creo que los espías deben regresar al reino de las sombras y dejar el escenario de la farsa a los payasos que componen nuestra clase política.

   

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