Me gusta mucho leer los posts que escribe Martin Varsavsky en su blog. No siempre estoy de acuerdo con su visión, pero en general es una persona que aporta su propia opinión de una manera argumentada y creo que leerle aporta a la discusión. Este es precisamente uno de los casos en los que discrepo de sus palabras.
Martin comenta en uno de sus últimos posts que en una cena con el dueño del periódico alemán Bild estuvieron comentando el nublado horizonte de la prensa, llegando a la conclusión de que uno de sus principales obstáculos es que la gente se ha educado en la creencia de que todo lo que se consume a través de una pantalla de ordenador debe ser gratis. Así, los dueños de los periódicos, aunque pongan sus contenidos online, no ganan lo suficiente a través de la publicidad como para cubrir los costes. Por otro lado, la gente sí estaría dispuesta a gastarse el dinero en aplicaciones para smartphones y contenidos para videoconsolas.
Yo no estoy de acuerdo. No creo que el problema sea que la gente piense que no debe pagar por recibir contenido en la pantalla de su ordenador. La cuestión radica más bien en el tándem contenido más servicio como modelo de negocio.
La mera noticia como contenido no tiene mayor valor. Cualquier puede darla. Lo que tiene valor es el servicio de difusión de esa noticia, y la forma de contarla. Los periódicos eran un gran servicio hace 10 años, acumulando noticias, imprimiéndolas y distribuyéndolas hasta los más recónditos vecindarios. Hoy en día, con Internet en tantas pantallas de ordenador, se ha convertido en un modelo de servicio obsoleto.
La gente no va a pagar por tener las noticias en su ordenador, ni en la pantalla de su móvil, ni en la videoconsola. No va a pagar, porque es un contenido tan abundante e indiferenciable que su valor para el consumidor tiende a cero.
Lo que sí que tiene valor es una visión, disección y digestión de la noticia por un ojo experto, o la opinión de una mente ágil y despierta. Ese valor añadido sobre la noticia sí que puede conllevar un precio, que se pagará sobre papel, pantalla de ordenador o televisión.
La gente paga por las aplicaciones de smartphone por el servicio que aportan, el cual puede ser presentar el contenido de una manera más adecuada y atractiva que la que puede aportar un navegador. El contenido es el mismo, sí, pero el servicio no. Otra manera de cobrar un precio por la noticia.
Aún así, siempre habrá gente que no estará dispuesta a pagar y siempre buscará el camino alternativo, mientras que otros abrazarán la sencillez con las tapas de cartera. Es cuestión de saber quién es tu público y cómo darles lo que quieren en base a un modelo de negocio sostenible. Mucho más fácil de escribir que de hacer.
Martin comenta en uno de sus últimos posts que en una cena con el dueño del periódico alemán Bild estuvieron comentando el nublado horizonte de la prensa, llegando a la conclusión de que uno de sus principales obstáculos es que la gente se ha educado en la creencia de que todo lo que se consume a través de una pantalla de ordenador debe ser gratis. Así, los dueños de los periódicos, aunque pongan sus contenidos online, no ganan lo suficiente a través de la publicidad como para cubrir los costes. Por otro lado, la gente sí estaría dispuesta a gastarse el dinero en aplicaciones para smartphones y contenidos para videoconsolas.
Yo no estoy de acuerdo. No creo que el problema sea que la gente piense que no debe pagar por recibir contenido en la pantalla de su ordenador. La cuestión radica más bien en el tándem contenido más servicio como modelo de negocio.
La mera noticia como contenido no tiene mayor valor. Cualquier puede darla. Lo que tiene valor es el servicio de difusión de esa noticia, y la forma de contarla. Los periódicos eran un gran servicio hace 10 años, acumulando noticias, imprimiéndolas y distribuyéndolas hasta los más recónditos vecindarios. Hoy en día, con Internet en tantas pantallas de ordenador, se ha convertido en un modelo de servicio obsoleto.
La gente no va a pagar por tener las noticias en su ordenador, ni en la pantalla de su móvil, ni en la videoconsola. No va a pagar, porque es un contenido tan abundante e indiferenciable que su valor para el consumidor tiende a cero.
Lo que sí que tiene valor es una visión, disección y digestión de la noticia por un ojo experto, o la opinión de una mente ágil y despierta. Ese valor añadido sobre la noticia sí que puede conllevar un precio, que se pagará sobre papel, pantalla de ordenador o televisión.
La gente paga por las aplicaciones de smartphone por el servicio que aportan, el cual puede ser presentar el contenido de una manera más adecuada y atractiva que la que puede aportar un navegador. El contenido es el mismo, sí, pero el servicio no. Otra manera de cobrar un precio por la noticia.
Aún así, siempre habrá gente que no estará dispuesta a pagar y siempre buscará el camino alternativo, mientras que otros abrazarán la sencillez con las tapas de cartera. Es cuestión de saber quién es tu público y cómo darles lo que quieren en base a un modelo de negocio sostenible. Mucho más fácil de escribir que de hacer.
1 comentario:
Efectivamente. Nadie va a pagar por leer lo que dice Pepito Blanco y lo que le responde Cospedal o viceversa.
¿O tal vez sean los partidos los que tengan que pagarse sus órganos de difusión?
El binomio política/prensa está obsoleto y desprestigiado.
Si los medios no saben zafarse de el, están perdidos.
Publicar un comentario