jueves, 2 de junio de 2011

Capacidad crítica

De la organización que ya nos trajo a las portadas de los periódicos la gripe aviar y la gripe A, ahora ha vuelto a dar otro golpe de efecto, mezclando la tan de moda radiación, con el ya tradicional miedo al móvil...

La noticia estuvo ayer en las portadas, ¿es el móvil causa de cáncer? Lo que realmente viene a decir la OMS (Organización Mundial de la Salud) en su nota de prensa (aquí se puede leer) es que han clasificado la radiofrecuencia electromagnética (que, entre otras usos, se utiliza en los móviles) como grupo 2B. Esto es, son posiblemente cancerígenas para los humanos.

A partir de aquí, los periodistas se han frotado las manos y se han liado escribir sobre el tema, sabiendo que el miedo por desconocimiento es alimento seguro para vender. Un claro ejemplo es este artículo de El País, con frases tan asépticas como la primera del texto que dice "es la peor situación posible". ¿La peor? ¿En serio?

Indagando un poco uno lee que otras cosas forman parte del grupo 2B: café, cloroformo, colorantes, diésel de uso marino, humos, VIH, sacarina, té... Resulta que se trata de sustancias para las que hay una evidencia limitada de que causan cáncer para los humanos, pero las conclusiones no son claras ni suficientes.

Mirando un poco más allá, uno se fija en los distintos niveles de la clasificación. Y resulta que por debajo de la categoría 2B se encuentra el Grupo 3, compuesto por aquellos productos que aún no han sido estudiados los suficiente como para llegar a ningún tipo de conclusión. Y finalmente el Grupo 4, donde sólo hay 1 elemento, la caprolactama. Es el único compuesto químico que probablemente no es cancerígeno para el hombre. Ni siquiera lo aseguran, ¡cómo podrían!

Hay que tener cuidado con lo que uno lee y no permitir que el desconocimiento, que todos tenemos en algún momento de nuestras vidas, nos haga víctimas. Nadie puede demostrar que las ondas electromagnéticas producidas por un móvil no son cancerígenas, igual que no se puede demostrar que el agua que bebemos tampoco lo es. Se trata de una falacia argumentum ad ignotantiam, muy usada en estos casos: si no puedes demostrar que no lo es, es que lo es. La realidad es que ningún estudio ha logrado concluir una relación directa y clara entre el uso del móvil y el cáncer.

Por ese mismo razonamiento, nadie sabe lo que va a pasar después de que llevemos décadas usando el móvil de manera intensiva. Yo, personalmente, procuro no llevar el móvil todo el día encima ni dormir con él en la mesilla. Se trata de medidas de prevención por lo que pudiera ocurrir a largo plazo (ya no sólo física, sino también mental, por no estar todo el día pendiente), que pueden tener su sentido, o no. Pero a día de hoy es un tema que se estudia con intensidad y que no nos debiera preocupar más de lo debido.

1 comentario:

Antonio Cordón dijo...

Sobre el tema del cerrilismo de la profesión periodística baste decir que algunos de los periodistas mas alarmistas contra los móviles y las antenas trabajan en las radios.

Uno de los trabajos que hemos tenido que acometer desde el sector es el de explicarles que las ondas emitidas pòr las emisoras en que trabajan, son las mismas que las que usan los móviles, solo que las antenas de las emisoras de radio emiten con una potencia varios miles de veces superior a la de la mas potente de las antenas de telefonía móvil.