La política europea ha heredado de la iglesia católica la tendencia a moverse a velocidad de glaciar y la afición a montar grandes ceremoniales, cuyos resultados resultan incomprensibles para los ciudadanos, y cuyos particulares son arcanos solo al alcance de los enterados y de los oficiantes de la tramoya litúrgica.
De todas las cumbres, que son la ceremonia máxima, salen los participantes y oficiantes con cara de satisfacción por los grandes logros alcanzados, y con manifestaciones de alegría por el triunfo que cada uno de ellos en particular ha alcanzado.
Si antes de la reunión había dos posiciones alternativas, e incluso excluyentes mutuamente, los mantenedores de dichas posiciones manifestarán que son los que han impuesto su criterio.
La prensa afín al mandatario de turno subrayará el éxito de su jefe de filas, y cada político enviará a sus potenciales electores el mensaje correspondiente en el que lo ocurrido parecerá perfectamente encajado en sus correspondientes, (y opuestos), discursos.
Esta semana hemos tenido uno de estos cónclaves apoteósicos, "claves para el futuro del euro y la UE", en el que el premier italiano Mario Monti, y su colega español Mariano Rajoy, "se han plantado", ante la malvada Angela Merkel, y le han dicho que o se arreglaba el asunto de los intereses de la deuda o se negaban a jugar en el paripé del Plan de Crecimiento.
Todo suena a lata, ya que no creo que a nadie le importe menos el susodicho Plan que a la propia Merkel, y no me imagino a Rajoy ni a Monti poniéndose farrucos ante quien tiene la llave de la bolsa europea.
Evidentemente algo hay que hacer para que los inversores internacionales compren la deuda de Italia y España aunque el déficit de estos países siga creciendo debido a la caída de ingresos de ambos estados, y a las dificultades para hacer lo que hay que hacer, que como todo el mundo sabe, meterle mano a las administraciones públicas.
Pero las manifestaciones del ABC y el Partido Popular por haber conseguido ¿?, que el préstamo a la banca española se contabilice en una partida diferente de la deuda soberana, no deja de ser conmovedor.
Nunca en la historia de España un apunte contable había suscitado tanta controversia.
Porque, ¿habrá que devolver el crédito, o no?
A lo mejor no, porque si en la Junta de Accionistas de Bankia, se ha dicho abiertamente que se estafó a los clientes y no pasa nada, entonces puede ser que los bancos españoles no devuelvan tampoco el crédito a la UE y todos tan felices.
De momento Merkel dijo a la salida de la cumbre, que sus posiciones se mantenían "intactas", y Monti y Rajoy han vuelto como centuriones victoriosos después de derrotar a los germanos.
Y encima Italia derrota a Alemania en el futbol.
Hoy italianos y españoles se enfrentan por la supremacía europea.
¿Será resultado de la cumbre del euro?
¿Será para que nos entretengamos mientras nos aplican la ley del embudo?
¡Cualquiera entiende los vericuetos de la política bruselense!.
domingo, 1 de julio de 2012
Duelo a muerte en la cumbre
Publicado por Antonio Cordón a las 13:22
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario