domingo, 23 de junio de 2013

Quitarle la escopeta a tu enemigo... para pegarte un tiro en el pie

Y es que esa podría ser la definición de la estrategia que ha seguido Microsoft con el lanzamiento de la XBox One, su apuesta para ganar la batalla de la nueva generación de videoconsolas. Después de comentar la decepcionante puesta en escena de Sony, esperaba con interés el anuncio de Microsoft, para ver cómo eran capaces de aprovechar el traspiés de los japoneses. Y otra cosa no, pero polémica causaron, y mucha. Que hablen de ti, aunque sea para mal. Supongo.

Y es que si dejamos de lado toda la potencia y capacidades gráficas de la máquina americana (algo más limitadas que las que posee su contrapartida de Sony, por cierto), lo verdaderamente interesante de la presentación fue la visión que Microsoft tiene de la consola. Primero, como centro del salón, haciendo mucho hincapié en el consumo de contenidos online, conexión a Internet, Kinect para interaccionar con el usuario...  Y segundo, su propuesta de entorno digital, diferente a lo existente y causante de toda la polémica.

Y es que Microsoft ha visualizado dónde está el futuro de los videojuegos y ha dado el paso que nos separaba de él. Si bien el modelo nunca quedó del todo claro (otro grave error de comunicación), su idea base es separar al usuario como elemento "lógico" de la XBox como elemento "físico". Eliminar la necesidad del soporte físico para el juego, poder comprar juegos online y que cada usuario tuviese toda su biblioteca de juegos en cualquier consola en la que se loguease. Una biblioteca que iba a ser posible compartir con otros 10 familiares o amigos, de manera que todos tuviesen acceso a los mismos contenidos.

Hasta aquí todo bien, pero esta experiencia de usuario requiere de un cierto nivel de control por parte de Microsoft que no ha sentado nada bien a mucho de su público. Exigir una conexión cuasi-permanente a Internet y el control del mercado de 2ª mano y préstamo de videojuegos hicieron saltar las quejas y protestas en la Red. Especialmente relevante me parece el segundo: la realidad es que Microsoft ha creado un valor en ese mercado que ahora mismo funciona en "negro", es un valor que no está generándole réditos directos (más allá de las externalidades de red). Sentido tiene intentar controlarlo, pero ha de hacerse aportando valor al usuario sobre el modelo actual, no capándolo (al modelo, se entiende :-).

Hablo en pasado porque Microsoft ha reculado. Días después de la polémica, Sony hizo su segunda presentación de la PlayStation 4, haciendo especial foco en su modelo tradicional, sin evoluciones conflictivas. Y en 100€ menos de precio. Las alarmas saltaron en Redmond y un par de semanas después anunciaron cambios en la gestión de los derechos digitales, eliminando la necesidad de conexión a Internet y las restricciones sobre el mercado de 2ª mano. La realidad es que a día de hoy nadie parece tener muy claro cómo será el modelo final que implante Microsoft para la nueva generación de consolas. Cuánto tendrá de su primera visión o cuánto seguirá el statu quo.

Y aquí es donde entra lo que a mí me resulta realmente fascinante de esta historia. Apple siempre se ha caracterizado por hacer avanzar a la industria mediante la toma de decisiones drásticas, pero que seguían el camino que ellos estaban construyendo. Véase la eliminación de las unidades ópticas en sus portátiles o la no inclusión de tarjetas SD en sus móviles. Decisiones que han levantado muchas protestas y críticas, pero que el tiempo ha demostrado que pocas han sido erróneas. Las escuelas de negocio enseñan que es fundamental escuchar y conocer a tu cliente. Steve Jobs decía que el cliente no sabe lo que quiere hasta que se lo enseñas. Microsoft le ha enseñado su visión del futuro a sus clientes, estos ha protestado porque la realidad es que a nadie le gustan los cambios, y a consecuencia los americanos han decidido volver a lo conocido. Sólo el tiempo dirá si han reculado porque han recapacitado y visto que realmente ese no era el camino adecuado o porque no han tenido lo necesario como para seguir adelante con él. Pero la realidad es que si no haces nada diferente, en el mejor de los casos seguiras en el mismo sitio, y desde luego no sirve para retomar el liderazgo de la industria.


1 comentario:

Antonio Cordón dijo...

En el mundo de las tecnologías efectivamente nadie sabe lo que quiere.

Eso hace que el I+D sea un juego a ciegas y basado en la visión de alguien genial.

Así ha sido siempre.

Es imposible saber si la gente va a querer un móvil hasta que se lo pones en la mano.

Lo malo es que ponérselo en la mano cuesta un cerro de millones, y por eso o tienes el coraje o la visión de Steve Jobs o te entra un canguelo que vas por la patilla.

Ya verás como ahora también en Apple se lo empiezan a pensar.