lunes, 17 de febrero de 2014

Africa empieza en la valla

Antes de nuestra entrada en la UE se decía que Africa comenzaba en los Pirineos, y la derrota de los árabes en Poitiers después de invadir la península, así parecía confirmarlo.

Además, los españoles éramos morenos, cetrinos y salvajes, y en lugar de cultura teníamos garrotazos.

En esa época, el Mediterráneo parecía un obstáculo insalvable, y la otra orilla un lugar inaccesible.

Como prueba de lo lejos que estaba, se puede recordar que no se pudo socorrer a las guarniciones cercanas a Melilla cuando los rifeños cayeron sobre ellas hace ahora noventa años.

Y que decir de lo que había más allá del Sahara.

Eso era tierra ignota a la que se llegaba únicamente por barco y eso arriesgando mucho lo que no interesaba a casi nadie.

Esta mañana escuchaba que la frontera mediterránea es la más desigual del mundo, en términos de renta y de población. Y eso antes tenía una importancia pequeña.

Ahora se ha vuelto muy importante.

Todos sabemos la teoría de los vasos comunicantes.

Antes, entre ambos vasos había un tapón que era el desierto y luego el mar. Ahora ese tapón se ha disuelto. O mejor dicho se ha comenzado a disolver. Y hay dos huecos: uno lleva a España. El otro a Italia.

No hay más. Por el sur, Africa no lleva a ninguna parte. Por el oeste a las Canarias y la nada. Por el Este a los países árabes, o sea la esclavitud. Solo queda el norte, y ahí estamos nosotros.

La misma persona que decía lo de la frontera desigual, el ex-ministro Borrell, decía también que Africa es el continente con mayor crecimiento demográfico, y yo añado que gracias a nuestra miopía, aquel en que ese crecimiento tiene menos contrapesos tanto culturales como económicos.

Hoy podemos poner vallas con cuchillas y pretender parar la ola.

Mañana no será posible.

Dice el Ministerio del Interior que hay 30.000 africanos esperando cruzar. Son muchísimos más.

Esta madrugada han cruzado 150 la valla de Melilla. Estaban exultantes y lo celebraban como si hubiesen resuelto sus vidas con grandes gritos y cánticos.

Los que critican a la Guardia Civil, deberían comenzar a pensar en donde vamos a poner, primero a los miles, y luego a los millones que vendrán.

La peregrina idea de que tenemos que desarrollar Africa para que no vengan, no tiene ni pajolera idea de lo grande que es aquello y la cantidad de niños que nacen cada día en los hospitales de nuestras ONG.

¿Porqué no se los mandamos a Bill Gates para que los aloje en su casa?  

 

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