martes, 11 de noviembre de 2014

Interstellar

Muy fatigado por la incesante marea de la corrupción y la no menos incesante melopea de la independencia catalana, quiero dedicar mi carta de hoy a una película y al debate abierto por las afirmaciones realizadas por el crítico de cine Boyero acerca de esa película.

Dice Boyero que la película le gustó pero que no entendía nada de la ciencia subyacente a la trama, porque él "de ciencia no entiende".

Y le responden una serie de personas que opinan que hoy no se puede ser culto únicamente en base a saber la diferencia entre romanos y egipcios sino que hay que saber más cosas.

Yo estoy de acuerdo.

Vivimos un tiempo de grandes avances no solo en las maravillas que las tecnologías nos ofrecen cada día, (como se cuenta al comienzo de la película situando esta cuestión en el origen de la catástrofe), pero también en un tiempo en el que se están socavando las bases científicas que soportan nuestra visión del mundo, de la vida y de nosotros mismos.

La película Interstellar refleja la contradicción que se abre entre las condiciones modificadas del entorno, (la aplicación de la relatividad del tiempo a los viajes estelares), y la situación psicológica de los individuos atrapados en esa relatividad.

Es una posición muy cinematográfica en realidad puesto que el enfoque sentimental siempre ha dado buenos beneficios en la industria del cine. Me refiero a E.T., Encuentros en la III fase, Avatar, etc.

Encontrar películas de enfoque científico frio como 2001 Odisea en el espacio es mucho más raro.

La cuestión que abre este debate sobre si necesitamos conocer las bases científicas de nuestro tiempo es muy relevante porque tal conocimiento no es fácil.

En tiempos de Newton y Darwin las bases teóricas de la gravitación universal o de la evolución podían ser seguidas por personas con una educación media.

Comprender la relatividad y la física cuántica en general es mucho más complicado.

Entre otras cosa porque no "vemos" los conceptos ni sus consecuencias dado que los efectos cuánticos suceden en los reinos de lo muy pequeño y de lo muy grande.

En nuestro mundo de escala "humana" los efectos de la relatividad temporal solo han llegado a concretarse experimentalmente en décimas de segundo. Así que "sabemos" que Einstein tenía razón pero los efectos a gran escala están por ver.

En su libro (muy recomendable), "Llamando a las puertas del cielo", Lisa Randall una prestigiosa física teórica, habla entre otras cosas de sus conversaciones con gente de la industria cinematográfica que le plantean como pasar los conceptos cuánticos a tramas suceptibles de ser convertidas en una película.

Randall intenta desanimar a los productores y guionistas afirmando que "esas cosas" no suceden en la escala humana, pero naturalmente los hermanos Nolan no han hecho caso y han tirado para adelante con su historia.

Pero hay que decir que se nota que los Nolan si se han documentado y si que saben algunas cosas que se reflejan en el guion y la trama de la película.

¿Es posible disfrutar de Interstellar sin tener nociones de física cuántica?

Naturalmente, como es posible vivir y disfrutar de los frutos de la tecnología sin tener ni idea de como funcionan las cosas.

Pero la física, como sucede con el conocimiento del cerebro, están modificando nuestras bases culturales y abren nuestras mentes a misterios mucho más profundos que los que nos han rodeado desde el comienzo de la Ilustración.

Conocer los misterios de la materia, vislumbrar los nuevos horizontes de un universo, tratar de percibir las oscilaciones del espacio-tiempo, la gravedad, los agujeros de gusano, los universos paralelos, etc. es ya una necesidad no solo para los aficionados a la ciencia-ficción sino para cualquier persona que se tenga por culta.

La verdad es que es mucho más fácil leer "La vida de los doce Césares" de Suetonio que comprender el principio de incertidumbre de Heisemberg y para que vamos a hablar de la teoría de las cuerdas o el Bosón de Higgs, pero hay que esforzarse.

Puede que Carlos Boyero pueda permitirse despreciar la ciencia como parte del conocimiento cosmopolita que todo intelectual debe aspirar a tener pero eso no vale para quienes aspiren a entender el mundo en el que viven y que es mucho mas que las hazañas de los chorizos o los nazis.

Prefiero mil veces Interstellar con todas sus imprecisiones que el mejor de los telediarios, si es que la palabra mejor puede ser aplicada a cualquier informativos español.

De verdad que merece la pena el esfuerzo de comprender que se cuece en las fronteras de la ciencia.

Fronteras que comenzaron a cruzarse a comienzos del siglo xx.

Hace más de cien años.



      

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