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sábado, 27 de noviembre de 2010

¿Qué supondría no garantizar la neutralidad de la red?

Últimamente se está hablando mucho de la neutralidad de la red y es seguro que hay mucha gente que no alcanza a entender la relevancia de un concepto que resulta tan "difuso" para un profano en la materia.

Básicamente, sin neutralidad de la red garantizada, las operadoras podrían cobrar en función, no de la velocidad de subida y descarga (que también), sino de los servicios a los cuales se puede acceder. Esta imagen, que he visto en La Huella Digital, creo que tiene mayor valor explicativo que todo lo que yo podría poner en este post:


Esta podría ser la oferta de Internet de Movistar, Vodafone, Orange o cualquier otro operador. Sería un contexto similar al de las plataformas de pago de televisión que tenemos hoy en día. Si quieres ver este paquete de canales, tienes que pagar tanto. Este otro, como a mí me conviene menos porque no es de mi grupo de medios, te lo pongo más caro.

Obviamente, es un contexto en el que las operadoras tienen la sartén por el mango, de ahí el énfasis que están haciendo en apretar al Gobierno para que se lo conceda. Por favor, esto tenemos que lucharlo...

lunes, 22 de noviembre de 2010

Opinión sobre la votación por la neutralidad de la Red

Menuda la que se lió la semana pasada entre el Senado y el mundillo de la Red española. Curioso que este tema apenas tuviese reflejo en los medios tradicionales, lo cual no deja de ser un síntoma de la sociedad en la que vivimos. Si quieres saber qué va mal en la Red, más allá de los sucesos morbosos tontilones, tienes que leer en la Red.

El caso (resumido) es que el miércoles pasado se voto en la cámara del Senado una moción presentada por el Partido Popular para pedir al Gobierno que garantizase la neutralidad de la Red en España. Esta moción fue rechazada por el PSOE, junto con Coalición Canaria, CiU, SNV y Entesa, que votaron en contra de un texto bastante aséptico, cuya pretensión era asegurar que todos los bits tuviesen garantizado un mismo trato en la comunicación.

Lo mejor fueron las variadas explicaciones del PSOE, en las cuales explicaban que, estando a favor de esta neutralidad, votaban en contra por "factores externos que han degradado la imagen y el trabajo de esta cámara". Es decir, se escudaron en que había mucho ruido por parte de los internautas pidiendo dicha neutralidad, llegando a decir que se trataba de una "injerencia externa inaceptable". No olvidemos que estamos hablando de las opiniones de ciudadanos de este país, a los cuales se supone que representan. Pero en todo caso, ¿qué clase de lógica sigue ese argumento? Obviamente, ninguna, sino que no es más que una pueril excusa para votar en contra de lo que no querían, no nos llevemos a engaño.

Otros argumentos esgrimidos por el partido socialista se remiten a un nuevo texto que presentarán esta semana (según dicen otras lenguas, más acorde a su agenda), o a concepciones erróneas tales como que la neutralidad de la Red pondría en peligro los servicios básicos a causa del uso que tú hagas de tu conexión desde tu casa, mostrando claramente su desconocimiento de Internet en general, y de lo que es la calidad de servicio en particular.

En resumen, que una vez más el PSOE ha demostrado, junto con otros cuantos partidos políticos, que no sabe cómo funciona la sociedad de la información ni está interesado en impulsarla. Como siempre, la defensa de los intereses de las grandes empresas prima sobre el beneficio del pueblo. Es más (y peor), la opinión de la gente se usa como excusa para votar en contra de la moción, mientras que se sabe que reciben asesoría y consejo de empresas directamente impactadas por la decisión. Como las operadoras, las primeras interesadas en que no se respecte la neutralidad de la Red para no llegar a ser "tuberías tontas", y sí poder situarse como "tuberías listas".

Esta es la política que tenemos en este país, una democracia enferma, totalmente ajena y alejada del pueblo. Conozco el contexto de Internet, leo mucho sobre él y creo tener una opinión bien formada al respecto. Y cuando veo las atrocidades del Gobierno, no puedo evitar pensar por dónde me la estarán colando en los otros tantos temas que desconozco.

Así son las cosas, un partido gobernante sometido a los deseos de las grandes compañías para obtener su beneplácito. Un montón de partidos más pequeños dispuestos a votar lo que sea que diga el grande a cambio de sus propios intereses, sin criterio alguno sobre lo que se decide. Y un partido en la oposición que se limita a ir en contra de lo que diga el Gobierno. Porque no pasemos por alto que el PP, mismo partido que presenta esta moción, votó en contra de la neutralidad de la Red en el Parlamento Europeo.

Hasta hace relativamente poco, cuando Internet nos dio una voz igual de potente a todos nosotros, los gobiernos, al igual que las grandes empresas, han podido vivir muchas décadas acostumbrados a hacer sin dar explicaciones, más allá de unas palabras vacías, aliñadas con misa y fútbol los domingos. Sin embargo, hoy en día las cosas son distintas y les resulta extraño la existencia de un entorno en el que reciben tantos mensajes disconformes con su labor. El pueblo cada vez es más complicado de silenciar, ya que cada vez tiene más voces.

En la sociedad de la información, en la era de Internet, somos ya unos cuantos los que no entendemos, y cada vez toleramos menos, ese aislamiento de la clase política. Eh, tío, yo te he votado, ¿por qué no me escuchas? ¿por qué no me respondes?

miércoles, 15 de septiembre de 2010

No creo que vaya a haber un futuro para la neutralidad de la red

La neutralidad de la Red está condenada.

Duele decirlo y suena duro, pero los últimos acontecimientos no hacen sino reforzar en mi cabeza la idea de que esto va camino de cambiar. Si el cambio es bueno o malo, y para quién, sólo lo dirá el tiempo. Pero a priori no parece que ese escenario futuro que se nos plantea sea mejor que la situación actual.

Hace poco desde Telefónica se dejaba caer que a lo mejor era momento de cambiar el modelo de negocio de Internet para empezar a cobrar más a los que más uso hagan de las infraestructuras. Causó mucho revuelo, pero las quejas amainaron. Tan sólo para sacar a la luz, pocos días después, un proyecto de acuerdo entre las operadoras para pagar a Telefónica por el acceso mayorista (es decir, por usar su red que, recordemos, fue en su mayoría desplegada con nuestros impuestos) en función del tráfico consumido por el usuario final, en vez de por velocidad, como se venía haciendo hasta ahora.

Tengo verdadera curiosidad por saber cómo habrá sido la negociación entre las operadoras españolas para llegar a este acuerdo. A no ser que Telefónica les vaya a rebajar mucho el precio base mayorista (aún no se saben los números finales, pero no es fácil, ya que la CMT trata de mantenerlo a un bajo nivel), se me escapa cómo pueden aceptar ser cobrados por tráfico generado, limitando sus posibilidades de ofrecer tarifas planas atractivas a sus clientes. Cierto es que se trata del acceso indirecto, que sólo es usado en poblaciones fuera de los núcleos urbanos, pero aún así se trata de un cambio que difícilmente no tendrá repercusión en las facturas de los clientes finales. ¿Empezarán las operadoras a rechazar clientes por ser potencialmente grandes consumidores de tráfico?

En el caso de que se empezase a cobrar por intensidad de tráfico, no son únicamente las personas de a pie las que salen perjudicadas, que lo peor que pueden ver es como su factura se eleva. La peor parte se la llevan empresas como Google o Amazon, proveedores intensivos de contenidos, cuyo modelo de negocio está basado en generar tráfico, que ahora serán facturados por sus megas de información emitidos. No es sólo que las operadoras se beneficiarían de unos mayores ingresos, sino que tendrían más fácil entrar en el negocio como proveedores de contenidos (uno de los grandes intereses de Telefónica). Al fin y al cabo, ¿a quién le vas a cobrar más barato el mega que a ti mismo?

Además, la propuesta también plantea la opción de ofertar tres niveles de calidad de servicio, entiéndase, prioridad del tráfico en la red: una para servicios avanzados, otro para empresas y un último, peor y más barato, para particulares. Adiós a la neutralidad de la Red.

Si bien esta propuesta aún tiene que ser aprobada por la CMT, la verdad es que tiene toda la pinta de que va a dar su visto bueno, cambiando Internet en España, posiblemente para siempre. Según una acertada comparación que he leído, se impone el modelo Tony Soprano, donde las empresas de Internet tendrán que pagar para que sus servicios lleguen más y mejor a más clientes; y los usuarios a su vez tendrán que pagar para acceder más rápido y con mejor calidad a Internet.

Se trata del dilema del prisionero, sobre todo para las empresas. Si nadie puede hacer afectar a la prioridad del tráfico, son recursos que se pueden dedicar a otro menesteres. Pero en el momento en que tu competencia se empieza a gastar el dinero para ofrecer un mejor servicio, no queda más remedio que poner dinero tú también para ponerte al mismo nivel. ¿Las ganadoras? Efectivamente, las operadoras.

Telefónica es una empresa y, como tal, su fin último es ganar dinero. En un mercado con régimen de libre de competencia como el que nos rodea, la compañía es (como su nombre indica) libre de poner los precios que quiera, ofrecer tarifas planas, cobrar por mega o por si ese día hace sol. Nosotros, como consumidores, seremos libres entonces también para elegir entre esa u otra operadora, buscando siempre la que más nos convenga. Por ello creo que el fin de las tarifas ilimitadas (que no planas) en las líneas fijas está próximo (como ha ocurrido recientemente en UK con O2), por mucho que nos contraríe a nosotros o a las empresas que tengan el acceso a la Red como pieza central de sus operaciones. De hecho, no pienso que este cambio vaya a suponer una alta subida en nuestras facturas, precisamente por la competencia existente. Más bien me parece un movimiento para penalizar a los usuarios muy intensivos (un pequeño porcentaje de gente que se pasa el día generando ingentes cantidades de tráfico), pero, sobre todo, para poder cobrar más a empresas como Google y hacerse con un trozo de su pastel, que es lo que llevan pretendiendo desde hace ya tiempo. No es una cuestión de si nos gusta o no, sino de cómo nos vamos a amoldar a este nuevo escenario.

Otra cosa distinta es la neutralidad de la red, que aboga por tratar de igual manera todos los bits. Una neutralidad que es necesaria para que Internet siga siendo esa poderosa herramienta de acceso a la información, donde todo el mundo tiene un mismo nivel de voz. Sin embargo, intenciones como el establecimiento de niveles de servicio echarían abajo este modelo, generando autopistas de diferentes velocidades para uso de quien se las pueda costear. Un nuevo escenario que favorece mucho a las operadoras y empresas con capital, pero con un alto coste para la sociedad en general. Sin embargo, vivimos en un mundo donde el capitalismo gobierna. Y si bien era hace siglos la Iglesia la que construía grandes edificaciones y cortaba el bacalao, ahora el mundo baila al son de los billetes de dólar, mientras se construyen imponentes rascacielos de cristal. Con esta premisa resulta fácil entender que al final se hará lo que las operadoras quieran. Chile ya ha regulado por ley la neutralidad de la red es su país y esa parece la única manera de evitar que las operadoras den el paso. Una pena, porque en Europa parece que lo van a dar.

Por cierto, no confundir la neutralidad de la red con la gestión de la misma, técnicas que aplican los operadores a la hora de ofrecer su servicio para garantizar un mínimo de calidad. Un ejemplo claro es aquella persona que tiene IPTV y a la vez navega por Internet, situación en la que el operador trata de garantizar un cierto caudal para que la televisión se vea con una imagen de calidad. No obstante, y como bien explica este recomendable artículo de la CMT, en estos casos se suele aplicar el principio de transparencia y las operadoras dejan bien claro cuáles son sus actuaciones en estos casos.

Mal futuro auguro yo a la neutralidad de la Red.

domingo, 17 de febrero de 2008

Vuelta a la cruda realidad

Por fin, después de una semana interminable, como fue la pasada, me vuelvo a sumergir en La Jungla, que ya le tenía yo ganas. Películas montruosas a horas intempestivas, ocasiones especiales y mucho curro, me bloquearon la entrada a la escritura.

Y de todas las cosas que ocurrieron la semana pasada me voy a centrar en la que más miedo/indignación/desconcierto me provoca: UK también presentó una proposición de ley para perseguir a los internautas que utilizen las redes P2P.

Igual que se propuso en Francia, las operadoras de Internet habrán de vigilar los bits que circulan a través de sus redes, entrar en la privacidad de sus usuarios, y reportar cualquier uso de programas tipo eMule o BitTorrent que estops pudiesen hacer.

Y me parece una cosa chunga porque ya no es sólo un tema aislado de un solo país como Francia. Ahora ya son 2, y puede ser el comienzo de una (grave) iniciativa a nivel europeo. Está visto que el poder (la ambición) de las discográficas no conoce las fronteras.

Afortunadamente aún queda cordura en las islas británicas y las ISP's (las operadoras, vaya) se han negado a hacer de policías. Supongo que los motivos para tal rechazo serán muchos salvo altruistas. La realidad es que si tal persecución, digna de la más severa policía, tiene lugar, muchos usuarios dejarían de demandar altas velocidades en las conexiones a Internet. Si ya de por sí es difícil convencer al consumidor de que se gaste más dinero en más megas, ahora será aún más complicado.

La verdad es que este tema de la vigilancia empieza a cansar, y cada vez se parece más a ese futuro dictatorial, donde la cultura esta restringida, que tantas películas y libros predicen. Y todo porque el dinero es el verdadero poder en nuestros días, el maestro de marioneta que mueve los engranajes de nuestra sociedad, y las discográficas tienen mucho de ello.

Este tema me recuerda otros dos sucesos de la semana pasada. Por un lado salió a la luz una estadística que muestra cómo casi el 50% de las descargas a través de programas P2P son programas de televisión, siendo sólo aproximadamente un 20% la música y otro 20% las películas. ¿Por qué no se oye protestar a la industria de la televisión? ¿Cómo es que están sabiendo aprovechar este fenómeno para causar más expectación y atención, para lograr más seguidores, para crear fidelidad a la serie durante épocas de no emisión, para testear el mercado con un capítulo piloto? Ellos han sabido reaccionar al nuevo contexto y están utilizando su inercia para coger velocidad en su carrera. A la música le está costando extraordiariamente.


El segundo suceso de la semana pasada relacionado con las guerras de la música es el cese de la producción de los cartuchos de las cámaras Polaroid. Adiós a uno de los grandes inventos de la década de los '90. Y adiós a toda su industria. ¿Se ha visto a la gente de Polaroid pidiendo cánones protectores o trabas a las nuevas tecnologías?

Si la neutralidad de la red se pone en duda, vamos mal. Si la compartición de archivos se pone en tela de juicio, vamos mal. Si se va a vigilar el uso que se hace de Internet, vamos mal. Si no se va a escuchar lo que los consumidores demandan sino que se va a imponer lo que las empresas ofertan, vamos mal. Si las cosas siguen como están, vamos mal. Y no sé por qué me da que en breve España tratará de unirse a la moda de perseguir a los usuarios del P2P.