domingo, 26 de octubre de 2008

La crisis y la sociedad de la información

Los domingos por la mañana son una ocasión muy especial para la reflexión y el análisis. Hemos dormido bien, hemos desayunado tranquilamente, hemos leido la prensa, nos hemos duchado, y contemplamos el mundo con la magnanimidad de un patricio romano,..., viendo como los bárbaros se aproximan a los limex del imperio.

Contemplando como se evaporan imperios financieros, como nuestros ahorros se devalúan o desaparecen, y como nuestras perspectivas laborales se complican, incluso los mayores optimistas tienen que meditar sobre lo transitorio de la gloria humana. ¿O no?

Siempre he creido que el desarrollo de la sociedad de la información es un movimiento inexorable, como lo fué en su día el desarrollo de la sociedad industrial, pero no podemos ignorar que en los doscientos cincuenta años desde la máquina de vapor han sucedido muchas cosas, no siempre buenas, y que para los que murieron de hambre en hilanderías de Manchester es un magro consuelo pensar que sus descendientes hayan podido veranear en Benidorm.

No sé si entraremos en un impass de recesión y estancamiento, ni cuantos años podrá durar, pero si es verdad que seguro que las cosas no van a seguir como si nada hubiera pasado, y que tendremos que revisar nuestro pronósticos para acomodarnos a este tiempo de dinero caro y crédito dificil.

Porque la sociedad de la información necesita dinero para desarrollarse.

Ya hemos hablado aquí de la necesidad de desplegar las infraestructuras de fibra y de las nuevas generaciones móviles para dar cabida a los flujos de información que nuevas formas de interacción personal o empresarial necesitan.

Europa se ha retrasado. Perdida en discusiones estériles sobre la primacía de la competencia o la inversión, hemos dejado pasar los buenos años, y ahora nos toca dsplegar con la que está cayendo.

¿Que va a pasar?

Si los operadores no son capaces de financiarse por la vía del mercado bursatil, lo que parece dificil con los valores cayendo sin parar, y sobre todo con la sensación ambiental de que las valoraciones de las empresas en la bolsa están alejadas de la realidad, tendrán que acudir a los mercados de capitales, donde como sabemos no reina la alegría precisamente.

Me pregunto con que actitud recibirán los banqueros la petición de financiar obras de retorno a largo plazo, que además basan su retorno en el incremento del gasto de las familias en ócio y entretenimiento.

¿Y si no hay crédito, pondrán las operadoras su dinero en esta empresa?

Y ¿quién financiará a los jóvenes emprendedores y sus ídeas (muchas veces incomprensibles), para crear los contenidos y servicios que puedan llenar esas redes?

¿Iremos hacia un tiempo conservador en el que se premie solamente lo seguro y lo cortoplacista, como hacer carreteras o vías de tren?

Si los gobiernos situan el problema del paro y el desempleo en primer lugar, ¿dedicarán su dinero a los bits o a los ladrillos?

Y los consumidores, ¿estarán dispuestos a incrementar el dinero que ya gastan en telecos e informática, o es de lo primero que van a cortar?

Estamos en los comienzos de la crisis y todavía intentamos de forma un poco patética seguir como si nada hubiera pasado, pero me temo que los resultados de las operadoras van a comenzar a mostrar los efectos de la necesidad de muchas personas de apretarse el cinturón, y entonces veremos que queda de la voluntad de invertir que había.

Seguro que seguiremos adelante. Pero ¿cuando?

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