domingo, 14 de diciembre de 2008

La crisis es también culpa nuestra

Ante la avalancha de noticias sobre estafas financieras variadas, no puedo por menos que interrogarme sobre que cantidad de la culpa de lo que está pasando es de los que hemos puesto las tecnologías de la información al alcance de cualquiera.

Porque de lo que no cabe duda es de que las tecnologías de la información están de hecho en el corazón de esta crisis de varias formas diferentes.

Primero, convirtiendo el dinero en apuntes contables electrónicos.

Segundo, convirtiendo a los intermediadores financieros en entidades virtuales.

Tercero, facilitando el acceso a operaciones financieras a cualquiera via internet.

Cuarto, creando una ilusión de irrealidad que ha hecho posible que todo el mundo creyese que fondos basados en aire podían dar retornos millonarios y que los inteligentes chicos y chicas de Wall Street o de Hong Kong, con su estilo de vida desaforado eran un role model.

Quinto, creando herramientas operativas capaces de saltarse todos los controles bancarios.

Sexto, facilitando la existencia de una masa monetaria descomunal que hace tiempo que ha perdido toda relación con los objetos o servicios cuyo intercambio tenía que facilitar.

Séptimo, ayudando a crear instrumentos financieros tan sofisticados que ni siquiera los banqueros mas expertos podían entender. (Aunque si entendían sus beneficios).

Ya desde Max Weber, existe la polémica acerca de si el mal está en los instrumentos o en quienes los utilizan. No insistiré en ella, pero desde luego no tenemos mas remedio que reflexionar sobre el poder de las nuevas tecnologías, y en el hecho incontrovertible de que esas tecnologías pueden caer en manos criminales.

Y no se trata de pederastas en la red. Se trata de nuestro dinero, de nuestro bienestar, y de nuestra seguridad.

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