![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7oUQJtIY6cufsv_p0I0Pevd24-bbthYl9y8K6ayqcePUVJfhC5O2LaLs39l7TpJlOeVtG1yfe5e_prcMLrqRJd6fwtUBttRc0LYjbCYsom6S89-p-fDdA0ZpfRvYEaIbTVy44-9cPxoE/s320/Frankenstein.jpg)
Como el ponente comenta, con el software desarrollado por un equipo diferente al que fabrica el hardware, a su vez diferente del que realiza las pruebas, el producto final no deja de ser un puzzle compuesto de muchas piezas diferentes. Un Frankestein tecnológico que dice. Y esto tiene su impacto, lógicamente, impidiendo lograr una buena interfaz para el usuario, que inconscientemente sufre las consecuencias de la globalización y externalización.
Esta es precisamente una de las armas (no tan) secretas de Apple, y otras pocas empresas. Controlar el producto desde su diseño preliminar hasta el final, manteniendo una tiranía durante todo su desarrollo. Así, se pueden alcanzar esas interfaces que tanta gente disfruta y defiende, creando un ser unificado, no integrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario