lunes, 23 de noviembre de 2009

El cine, en catalán

Retomo el blog después de una pausa viajera, para comenzar la semana con una pieza de opinión. Y es que a veces me sorprende la forma de ser de algunos gremios. Sé que entro en terreno pantanoso y no quiero mostrarme reivindicativo, pero es que hay noticias que me dejan anonadado. Me enteré hace poco de que el Departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña ha presentado un anteproyecto de ley según el cual la mitad de las películas estrenadas deberán estar dobladas o subtituladas al catalán. Toma.

Obviamente, el Gremio de Empresarios del Cine de Cataluña está que trina. A la ya de por sí complicada situación de las salas de cine se suma esta medida intervencionista que intenta impulsar un doblaje en el cine que no es rentable. Y si seguimos tirando de la cuerda nos encontramos con los distribuidores, otros grandes afectados, que para estrenar los últimos éxitos en la rica Cataluña deben doblar la mitad de las copias al catalán y la otra mitad al castellano, sabiendo que las primeras no son rentables.

Dejando la perspectiva económica a un lado, entramos en el provecho del doblaje como costumbre. Para situar al lector poco asiduo al blog, yo me confieso ferviente defensor de la versión original siempre que sea posible, así como de la globalización mundial alrededor de una sola lengua común, el inglés (en convivencia con las lenguas locales, por supuesto). Partiendo de estas premisas resulta fácil concluir cuál es mi opinión ante esta iniciativa...

Siempre he pensado que una parte de la culpa del atraso de este país frente a sus vecinos europeos es el poco dominio que tiene la población española del inglés. Creemos (generalizando, con todo lo malo que conlleva ese verbo...) que con nuestra lengua nos vale, que no es necesario ni merece la pena saberse entender en otros idiomas, que es problema del resto del mundo si no sabe comunicarse con nosotros. Y pienso que una de las grandes causas de este mal es precisamente el doblaje de las películas, TV y libros, ventanas al mundo exterior que nos llegan manipuladas y nos hacen creer que lo normal es hablar español. Y no, señores, eso no es así.

¿A quién debemos agradecer la lacra del doblaje masivo e indiscriminado? Pues principalmente a Franco, que en pro de fomentar el sentimiento patriótico y facilitar la censura y adulteración de las obras, instauró el doblaje como medida obligatoria. Hoy en día es la Generalitat quien, en pro de la defensa de la cultura catalana decide espolear el doblaje. No digo que sea lo mismo, pero comparen, decidan y, a ser posible, opinen, por favor.

1 comentario:

Antonio Cordón dijo...

Me parece que el país no está preparado para una inmersión en el ingles.

Estoy basicamente de acuerdo en que el doblaje es una barbaridad (de bárbaros), pero no hay duda de que para mucha gente no hay alternativa.

Claro que a lo mejor era lo que necesita el cine nacional.

En cuanto a lo de ponerlo en catalán yo estoy de acuerdo, pero que se lo paguen ellos.