La iglesia católica es una institución antigua y sabia.
Fué creada por un emperador romano, Constantino, en un concilio, el de Nicea, hace 1700 años, a fin de mantener unido un imperio que se desmoronaba.
Constantino tuvo la genial intuición de rejuvenecer la vieja religión romana con una transfusión de ideas populistas que eran defendidas por una plétora de sectas mas o menos fanáticas, seguidoras de un oscuro profeta llamado Josua el Ungido, (en griego Jesu Christos).
Y desde entonces ha sabido que para mantener a la parroquia unida no hay nada mejor que crear a un enemigo poderoso y acechante, llamado el Mal, el Demonio, el Pecado, etc.
También Internet es una religión.
Tiene sus dogmas y sus creencias. Y tiene fieles.
Pero hasta ahora carecia de enemigo, y por ello andaban sus fieles desperdigados y dispersos, metidos en sus casas y sin un motivo para salir a la calle a manifestarse.
Pero hete aquí que una sociedad de cobro de un impuesto privado, llamado derechos de autor, ha tenido la perseverancia, el engreimiento, y por qué no decirlo, la estupidez, de hacer todo lo posible por convertirse en ese enemigo.
En su ensimismamiento pertinaz ha colocado a una de los suyos de ministra de cultura, y esta ha preparado unos artículos en una ley "omnibus", para dar el golpe de muerte a uno de los dogmas de la religión de Internet, o sea la libertad de intercambios, en base a crear como decía ayer, una policia secreta de la red dedicada a investigar que nos bajamos y de donde, y a intervenir castigándonos y vejándonos, y apartándonos de la nueva comunión que es el acceso.
Esta ridícula pretensión, ridícula porque no han calculado sus fuerzas ni las de sus oponentes, ha prendido una mecha que ya estaba muy caliente que es la del odio a las sociedades cobradoras de esos impuestos privados, y el incendio se ha producido.
Ya tienen los internautas un motivo para dejar sus madrigueras electrónicas y ya tienen un enemigo.
Curiosamente el mismo día, el gobierno toca las narices a los representantes de la vieja religión, queriendo retirar el mismo símbolo creado por Constantino, (segun visión divina en el puente Milvio), de las escuelas españolas.
Me parece que Zapatero es demasiado osado agrediendo a dos religiones a la vez.
Sr. Presidente, templanza.
viernes, 4 de diciembre de 2009
El Enemigo
Publicado por Antonio Cordón a las 09:06
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