martes, 25 de enero de 2011

El culebrón Sinde

Es uno de los episodios mas vergonzosos de nuestra triste historia, tan llena de derrotas y claudicaciones. Es la resultante de la penosa situación de nuestra política, tan llena de inútiles y sinverguenzas. Es la ley Sinde.

Soy partidario de establecer una regulación de Internet.

Soy partidario de establecer sistemas justos de acceso de pago a contenidos.

Soy partidario de impedir la copia sin contrapartidas.

Pero todo ello con dos condiciones:

La primera que a la vez que se regula la copia y se protegen los derechos de autor, se asegure que el mercado de oferta de dichos contenidos no esté controlado por una serie de empresas que actúan como un cartel para imponer precios absolutamente abusivos.

Si se controla la copia y la protección de los derechos, eso no puede significar que se utilicen los poderes del estado de derecho para defender privilegios y cacicadas.

Eso es repugnante. Es la situación en que se encontraba la Guardia Civil cuando tenía que reprimir las algaradas de los braceros hambrientos.

Los señoritos de la música y el cine no pueden poner caritas de desesperados desde sus mansiones de Miami. (Lo de Alejandrito Sanz es vomitivo).

Segundo la protección no puede saltarse a la torera las garantías del estado de derecho.

Si los artistas tienen prisa también la tienen los agricultores a los que los "nómadas" les roban la cosecha. Los dueños de pisos okupados o con inquilinos morosos. Los padres de jóvenes asesinados. Los estafados en pirámides que la administración no ha detectado, y un larguísimo etc.

Todos tienen prisa, y todos tienen que aguantarse a que el sistema judicial responda.

¿Por qué el padre de Marta del Castillo tiene que esperarse y Alejandro Sanz no?

¿Quienes son estos artistillas para colocarse por delante del resto de los españoles?

El gobierno español ha cedido ante las majors y los artistas, privilegiando a estos colectivos sobre el común de los ciudadanos.

Y todavía se quejan.

No puedo decir que vaya a dejar de comprar discos del señorito Sanz. Nunca se me hubiera ocurrido. Tampoco "bajármelos". No me interesan.

Siento que el actual presidente de la Academia se vaya por esto.

Nunca debería haber aceptado presidir a tanto mangante chupasangres.

No se debería haber regulado la copia sin haber modificado las leyes que regulan los derechos de autor.

Como le dijo Churchill a Chamberlain a su vuelta de firmar el tratado de Munich, "ha querido usted cambiar la guerra por la vergüenza, y ahora va a tener usted la vergüenza y la guerra".

Pues lo mismo va a ocurrir aquí.

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