Vaya lata que nos están dando con lo de las siglas.
Dentro de poco vamos a necesitar un diccionario para poder comprender los titulares de los periódicos.
Pero, en fin, en esta ocasión el asunto se merece unas siglas. ¡Al fin los jóvenes españoles han despertado de la modorra y el botellón!
Tampoco es que esto sea El Cairo como dice el Washington Post, aunque tengamos un faraón municipal, e incluso una esfinge regional y varios cientos de momias parlamentarias y senatoriales.
No. Esto es simplemente el país en que cientos de miles de jóvenes y no tan jóvenes comienzan a darse cuenta de que la cosa va para largo, de que las oportunidades son escasas, de que no van a poder mantener el nivel de vida de sus padres, y de que los políticos a lo que se dedican es a ganar elecciones y después a mandar y a hacerse los importantes, y no a resolver ningún problema de nadie.
En las reivindicaciones de los manifestantes se habla de modificar el sistema electoral, en el sentido de votar a personas y no a partidos, por aquello de la "accountability", o sea de que a cada cual se le pueda juzgar por lo que ha hecho y no por supuestas afinidades ideológicas, que en todo caso son hoy minoritarias y confusas.
Pero según van llegando gentes a las acampadas los mensajes se van haciendo confusos ya que esto no es una manifestación programada para conseguir algo sino una expresión de cabreo.
Hoy y ayer los comentaristas y tertulianos se devanan los sesos para explicar, cada uno según el guión del partido patrocinador, a que responde la movilización, y resulta gracioso la cantidad de memeces que se escuchan:
Que son los antisistema. Que son enviados de Rubalcaba para estorbar la victoria del PP. Que son de izquierdas pero no lo saben. Que son unos ilusos/ingenuos/niños malcriados. Que son de Izquierda Unida. Etc.
Lo cierto es que sean quienes sean, se han cargado la campaña electoral, (que era una muestra de miseria humana y anorexia intelectual), y han puesto el dedo en la llaga.
El problema no es que memo nos gobierna.
El problema es que estamos hartos de la clase política actual. De los Zapateros y de los Camps.
Que estos podrán llenar plazas de toros, pero no dejan de ser unos incapaces y unos sinverguenzas.
Cierto es que estas movidas no van a ningún sitio.
Cierto es que a estos chicos se les arriman los arribistas de siempre y los nostálgicos del 68.
Cierto es que el mundo es como es y no lo cambia ni Dios ni el Diablo.
Pero la capacidad de aguantar soplapoyas es limitada, y ni en El Cairo ni en Madrid tenemos porque aguantar calladitos mientras unos cuantos se pavonean explicándonos con suficiencia lo que tenemos que hacer y lo que no tenemos que hacer.
El mundo después de la caída del Muro ha cambiado y tenemos no solo que aceptarlo, sino que tenemos que aprender a sacar provecho de la nueva situación. Eso es lo que yo recomiendo a cualquiera, pero que la globalización nos haya pasado por encima como un tsunami no da patente de corso a los políticos para ser unos cretinos.
No en todos los países se ha reaccionado de la misma manera.
Y eso va por el PP que empezó la burbuja inmobiliaria y las invasiones de inmigrantes, y por el PSOE que no supo parar a tiempo y encima regularizó a los inmigrantes, dinamitando el estado del bienestar.
Va por los que nos dijeron que la industria no valía para nada y que lo que teníamos que hacer es convertirnos en una sociedad de servicios.
Va por los que crearon esta monstruosidad del estado de las autonomías y ahora no se atreven a ponerle freno.
Va por los que dicen en los mítines que crearán millones de empleos, aumentarán las pensiones, y pondrán wifi en el pueblo.
Va por todos los bufones que dicen estar al servicio del "pueblo" por el que "están dispuestos a sacrificarse".
Si. Estamos muy hartos de ellos.
Y también de los tertulianos que dicen que esto es solo un desahogo.
¡Señores!
¡Es que estamos que reventamos y necesitamos desahogarnos!
jueves, 19 de mayo de 2011
15 M: "The spanish revolution" (¿?)
Publicado por Antonio Cordón a las 18:20
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