miércoles, 6 de julio de 2011

El cartero de las infamias

Cuando el general Franco quería prescindir de un ministro, en lugar de hablar con él, le mandaba a un motorista del Parque Móvil con el escrito del cese.

Hoy cuando se quiere prescindir de alguien, se envía una nota de prensa a los medios afines, y esa tropa de carroñeros en que se han convertido los medios se encarga de mandar el mensaje al susodicho, que comprende dos cosas.

La primera es que los "suyos" le están moviendo la silla.

La segunda que si no hace caso los "suyos" pasarán a mayores por la misma vía.

Esto le acaba de pasar a Alberto Oliart, un hombre que por su avanzada edad había asumido el reto de pacificar esa jaula de alimañas que es la televisión pública, con el reto de acomodad dicha jaula al mundo moderno.

Le han pasado el aviso:

"Tu hijo trabaja en una empresa subcontratista de TVE"

Y Don Alberto, correctamente, ha leido: "vamos a por ti hijodeputa, y no nos pararemos en tu familia ni en nadie".

Y como Don Alberto, antaño domador de los militares en los tiempos de la UCD, no está ya para templar gaitas, ni para ver como crucifican a su hijo en las plazas públicas, ha presentado su dimisión irrevocable.

De todo esto se deducen algunas cosas.

1. En TVE lo que hay que hacer es cerrar o privatizar.

2. No seas cargo público si tienes hijos en edad de trabajar.

3. Si eres hijo de, hazte misionero o antisistema.

4. La hipocresía de los medios es vomitiva.

5. Si eres cargo público cuidate mas de los amigos que de los enemigos, porque es desde dentro que se producen las filtraciones.

La última reflexión es desoladora.

Los enanos y los miserables, los de la mala baba, los infames, los inútiles y los envidiosos, en colaboración con unos medios de comunicación mucho mas ansiosos de escándalo que de la verdad, o simplemente de la mesura, porque no está prohibido que una empresa subcontrate con otra en la que trabajen familiares del presidente o los altos cargos, los enanos, digo, consiguen un poder que nunca tendrían por sus méritos.

Esto también va por el señor Strauss Khan, y por las señoritas que le acusan de haberlas acosado ¡hace ocho años!, y por los que se han frotado las manos de verle esposado camino de los calabozos, por las acusaciones de quien se descubre, ¿ahora?, era una prostituta que prestaba servicios a los clientes del hotel, (donde por cierto dijeron que era una empleada modelo).

En fin, mi enhorabuena a todos los enanos mentales que ganan estas batallas de mierda.

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