Todo el mundo anda contento porque nuestros bancos han pasado, menos cinco de ellos, los test de stress financieros propuestos por la Unión Europea.
De hecho, nosotros hemos pasado mas bancos por la maquinaria del test que ningun otro país, en un desesperado intento de que los Moodys y compañía nos dejen en paz, y el diferencial de interés que tenemos que pagar por seguir endeudándonos no siga incrementándose.
Dicen los expertos que la banca española saldrá de agujero del ladrillo para el año que viene, y que para entonces volverá a fluir el crédito, aunque yo pienso que todo eso será muy poco a poco, porque no se va a salir del todo hasta que no se puedan normalizar los mercados inmobiliarios, y eso no será hasta que los precios se coloquen en su sitio y en consecuencia hasta que los bancos no puedan aflorar sus pérdidas reales.
Y mientras a aguantarse.
Hay que ver lo que cuesta acomodarse a la nueva situación de pobreza y a dejar los hábitos de los buenos tiempos.
Uno de los fantasmas de esa buena época es el presidente de la Generalidad valenciana, que es todo un símbolo de un pasado perfectamente retratado en la serie televisiva "Crematorio".
Dice la alcaldesa valenciana Rita Barberá que "está sufriendo mucho", lo que no es de extrañar debido a su procesamiento, aunque yo creo que debería sufrir mas por ser la perfecta referencia de lo que deberíamos dejar atrás con la crisis, es decir la chulería hortera de los ladrilleros y sus adláteres en la política.
El señor Camps ha quedado de momento como un mentiroso, como un figurín de guardarropía, y como un político mafioso en una región que cada vez se parece mas a Sicilia.
También deberían avergonzarse y sufrir los que le han votado entusiasticamente y los que todavía le apoyan publicamente y le dan palmaditas en la espalda.
En cualquier país civilizado Camps habría desaparecido de la escena discretamente hace mucho tiempo y no se habría convertido en una carga para su partido.
Ahora que vamos a elecciones lo que menos necesitamos es que el Partido Popular pierda apoyos y tenga que depender de los nacionalistas catalanes para gobernar.
Pero este sistema de las autonomías ha dejado también a los partidos nacionales en manos de los dirigentes regionales que no son otra cosa que una nueva edición de los caciques del periodo de la Restauración canovista.
Yo creo que mas que la banca quien tiene que pasar test de stress es la democracia española.
sábado, 16 de julio de 2011
El stress nacional
Publicado por Antonio Cordón a las 19:55
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