martes, 1 de noviembre de 2011

Low cost, low service

Hace poco me crucé con este documental sobre Ryanair y su forma de hacer negocio low-cost en el mundo de las aerolíneas. Me gustó mucho. Si bien es antiguo, del 2003 creo, me imagino que los irlandeses habrán cambiado algunas formas de actuar, aunque en mi experiencia la filosofía de fondo permanece.



De hecho, unos días atrás leí esta noticia en el mundo, según la cual la aerolínea selló con cinta aislante una ventanilla antes de partir (!!??). Obviamente, la cinta se soltó al poco de comenzar el vuelo y tuvieron que volver al aeropuerto.

Si uno busca en Internet opiniones acerca de Ryanair, o incluso en los mismos comentarios del post en los que se aloja el documental, mucha gente cuenta como a ellos nos les ha ido mal con esta aerolínea: pagan precios muy reducidos y obtienen un servicio muy ajustado, pero que les vale. Les parece justo. Ahora bien, hay otros comentarios en los que se cuentan experiencias desagradables y, en algunos casos, espeluznantes.

Traigo a colación este tema porque se trata de una situación que se da en la mayoría de los negocios low-cost que nos rodean, incluido el de la telefonía. Se ofrece el servicio mínimo, "desnudo", a un precio extremadamente barato. En la búsqueda por reducir costes que le permitan alcanzar estos niveles, estas compañías recortan recursos principalmente de la gestión de excepciones e incidencias.

En el 80-90% de los casos todo va bien, no hay ningún problema en la provisión y el cliente no nota nada más allá de no contar con derechos a los que uno se había acostumbrado con proveedores anteriores. Ahora bien, el problema viene en las excepciones. Ahí es cuando uno puede lamentar haber elegido este tipo de servicios.

Cuando uno elige low-cost (en la mayoría de los casos, excepciones siempre hay), no está renunciando a recibir un servicio correcto. Esta renunciando al soporte a las excepciones. En servicios como el teléfono, uno puede llevarse unos cuantos dolores de cabeza y pérdidas de tiempo llamando a servicios de atención al cliente. Pero cuando uno se juega algo más, como en el caso de los viajes en avión, deberíamos pensar más detenidamente si realmente queremos pagar lo mínimo.

1 comentario:

Antonio Cordón dijo...

El low cost es un producto de nuestro tiempo en el que el paradigma ha sido consumir mucho a precios baratos.

Vamos, la teoría ultraliberal.

La cuestión es si después de la crisis voveremos a ella, iremos a peor o podremos volver a los tiempos felices, (para algunos), que se muestran en la nueva serie "Panam".

Yo la verdad es que preferiría ir a una sociedad con menos consumo y mas calidad.