Hace unos días supimos del fallecimiento del último de los (dos) hermanos Strugatsky, autores de algunos de las novelas mas inteligentes de la ciencia ficción contemporánea, escritas además desde un mundo ya desaparecido, la antigua Unión Soviética.
Como escribir en aquella sociedad tenía sus dificultades, los hermanos Strugastsky se esforzaban por ser elegantes y crípticos y no irse por los caminos trillados de la crítica del sistema, que tan obvia hubiese sido dada la facilidad de plantear sociedades futuras dirigidas por gerontocracias.
Su mejor novela es "Picnic al lado del camino", en la que se narra un "encuentro" entre una civilización de viajeros estelares y los humanos.
En realidad el encuentro no es tal. Los extraterrestres han hecho un alto en el camino, un "picnic", y se han marchado dejando detras la basura y desperdicios propia de esa actividad.
Es sobre esa basura, convertida en el mas preciado tesoro que los humanos se afanan.
(Lo mismo que hacen las hormigas con los desperdicios de nuestras meriendas campestres).
Una burla de nuestro etnocentrismo.
Y a la vez un recordatorio de nuestra impotencia ante las grandes fuerzas que controlan nuestras vidas, desde los mercados financieros y el cambio climático, a las epidemias y a los enigmas de nuestra propia genética.
Nos pasamos la vida intentando controlar nuestra vida y la de las personas que amamos, y luego resulta que un extraterrestre tira una colilla desde la ventanilla de su nave interplanetaria y se produce un holocausto mundial.
¡Muy grandes los hermanos Strugatsky!
Aprovecho que vamos de necrológicas para despedir tambien a Tony Leblanc, que ocupó junto a John Wayne tantas de nuestras tardes de adolescentes desnortados en aquella otra dictadura, que en realidad no se diferenciaba mucho de la soviética, que era la franquista.
Si algun historiados quiere conocer el color y sabor de aquella España de los últimos cincuenta y primeros sesenta, no debe acudir a libros o a hemerotecas.
Que vea "El tigre de Chamberí", o "Los tramposos", y observará en que clase de mundo vivíamos.
Yo de vez en cuando las vuelvo a ver para que no se me olvide que por muy mal que vayamos ahora, hubo un tiempo mucho mas triste.
domingo, 25 de noviembre de 2012
Al lado del camino
Publicado por Antonio Cordón a las 11:49
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