sábado, 3 de noviembre de 2012

Dancing in the dark

No se que conduce a los jóvenes a estas macrofiestas que duran toda la noche en medio de un ruido descomunal, y trasegando litros de alcohol.

Supongo que esa es su forma de sentirse diferentes a las generaciones precedentes y de fastidiar a sus padres.

La cuestión es que la ecuación jóvenes-multitudes-alcohol-anfetas-ruido es letal de necesidad, y eso se manifiesta de vez en cuando. (Mucho menos de lo que sería matematicamente probable).

Entonces se pone en movimiento la maquinaria de la hipocresía mediatico-política y el morbo se extiende como una marea de baba maloliente que todo lo anega.

La alcaldesa de Madrid se pone literalmente histérica y dice que "nunca mas" se utilizarán espacios municipales para estos actos. Los medios programan toda la acostumbrada basura, desde el relato morboso, a la moralina del "nunca mais", y ¿quien tiene la culpa?, pasando por las consabidas escenas de cementerios, velatorios y flores y velitas, y naturalmente las entrevistas, "¡que buena era!.

Y mañana a otra cosa mariposa.

Cada fin de semana jóvenes iguales que las fallecidas en esta ocasión se matan en accidentes de tráfico, cuando van o vienen de fiesta, y ya ni nos estremecemos. Se ha convertido en una rutina.

Y cada fin de semana se repite la misma cadena de acontecimientos: la fiesta de esto o de lo otro, la celebración del fin de semana, la discoteca de moda, el macrobotellón, y todo vuelve a empezar.

Los padres se sienten impotentes, las autoridades miran a otro lado, los negociantes hacen sus negocios, la policia hace que hace pero bien saben que no hay nada que hacer, y los jóvenes siguen la rueda porque eso es siempre lo que sucede con los jóvenes.

Si la alcaldesa no presta el Madrid Arena para estos festejos, ¿que va a hacer con ese carísimo lugar que solo se utiliza una vez al año para un torneo de tenis?

Si los jóvenes no se reunen allí lo harán en otro sitio mas peligroso.

Y no hay seguridad ni metodología que impida que se produzca un pánico en una muchedumbre. Esto se sabe desde Freud.

Lo único realista es la certeza de que los mismos jóvenes que estuvieron en el Madrid Arena la noche de marras, al día siguiente, o mejor dicho a la noche siguiente, también se fueron de "marcha".

No cual es la solución, pero desde luego ni con chivos expiatorios, ni con prohibiciones, ni con con nuevas reglas y regulaciones.

A lo mejor es que no tiene solución.   

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