Hoy leo en El Cultural de ABC sendas entrevistas con dos filósofos de nuestro tiempo, Byung-Chul Han, coreano pero residente en Berlin y David Rieff, norteamericano pero residente en Paris.
El primero es el que está realmente de moda con una serie de libros en los que analiza el actual estado del ser humano en el mundo desarrollado encadenado crecientemente al deseo de rendir a tope lo que le condena a todo tipo de dependencias y desesperaciones.
Rieff es más mundano y nos habla de cuestiones que tienen que ver con la situación política europea desde la realidad francesa.
Dice Rieff que Europa tiene tres problemas: el desempleo, las pensiones y la emigración y que los políticos se niegan a tratar estos problemas o a pensar mínimamente en ellos lo que hace que la gente se vuelva hacia las opciones populistas que al menos hablan de ellos y ofrecen soluciones por muy vagas que sean.
En realidad todos los problemas europeos son uno solo: un sistema económico decadente.
Como él mismo dice, si se pudiese ofrecer empleo a los emigrantes la mayor parte de los problemas relacionados con ellos desaparecerían, y yo añado que si hubiese empleos de calidad tampoco el sistema de pensiones sería un problema.
Manifestaciones como la de esta mañana en Madrid y los comentarios de algunos jóvenes cercanos a mi al respecto me entristecen porque veo como nos alejamos de las cuestiones auténticas para simplemente arremeter unos contra otros o plantear la situación en la que nos encontramos como un combate entre las fuerzas del bien y las del mal. Entre "la gente" y "el capitalismo".
Lo cierto es que dada la inoperancia y la ineptitud de los partidos tradicionales, y la falta de un debate real sobre los problemas reales, hace que parezca que la única salida a los que se van quedando fuera del sistema es el asalto al poder.
Pero como se va a ver en Grecia, los problemas no son exactamente que haya corruptos o que manden los de siempre. Los problemas tienen que ver con la alarmante falta de capacidad que muestra Europa para crear empresas que entren en el mercado mundial con productos de atractivo suficiente como para cobrar por ellos lo suficiente para generar buenos empleos y los consiguiente altos salarios.
Por otra parte, la polarización entre "gente" y "capitalismo" hace que seamos incapaces de analizar incluso las cuestiones más evidentes.
Por ejemplo en la cuestión de la emigración ilegal, los manifestantes de la Puerta de Sol serían partidarios de abrir la verja a todo el que venga, simplemente porque el gobierno trata de impedirlo.
Como "los capitalistas" se oponen a la llegada masiva de emigrantes sub-saharianos, entonces es que tal llegada es buena.
Como Israel es amigo del "gran capitalista" entonces hay que estar con los yihadistas y los palestinos.
Hay que enfrentarse al gran Satán, encarnado ahora en la Sra. Merkel, y apoyar a los griegos en el impago de la deuda.
Al parecer nadie se para a pensar en las consecuencias de estos fastos.
Y lo malo es que mientras los unos caminan alegremente en pos de las viejas banderas de la rebelión, los debates políticos se centran en si Susana o Pedro, o si unos son mas corruptos que los otros.
Es mas, se ufanan en decir que crece el empleo cuando es tan evidente que lo único que crece son ocupaciones terciarias de escasa productividad y por consiguiente escaso salario.
No se si haría falta que los filósofos se ocupasen de tratar de explicar lo evidente, pero resulta curioso que haya que recurrir a la filosofía para poder hablar de cosas tan sencillas.
A lo mejor es así porque una de las tareas de la Filosofía es precisamente tratar de descubrir la verdad cuando ésta se oculta tras los ropajes de discursos vacuos y estériles.
No se que me da mas pena, si el discurso de Mariano Rajoy o el de Pablo Iglesias.
sábado, 31 de enero de 2015
Filosofía de nuestro tiempo
Publicado por Antonio Cordón a las 20:34
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