domingo, 31 de enero de 2016

Sánchez quiere ser Presidente

La pregunta es ¿para qué?

¿Acaso es tan tonto como para no saber que la políticas expansivas del gasto público no son posibles teniendo en cuenta nuestro nivel de deuda y nuestro creciente déficit?

¿Acaso no sabe que si la prima de riesgo-país vuelve a dispararse no nos salva del rescate ni la Santísima Trinidad?

¿Acaso no sabe que la recuperación económica esta pillada con alfileres y con todas las ventajas de la reforma laboral y que si todo esto vuelve a como solía, vamos a volver a las largas colas del paro?

¿Acaso no sabe que Podemos, aunque esté en el Gobierno le va a jugar a la oposición y le va a dejar en ridículo cada vez que tenga que tomar una medida "poco popular"?

¿Acaso no sabe que el órdago catalán va a seguir sea cual sea la oferta de reforma constitucional que se haga?

¿Acaso no sabe que las políticas humanitarias dentro de la UE se van a endurecer?

¿Acaso no sabe que su propio partido se va a romper en cuanto se salga un milímetro del guión que le marquen?

Entonces, si no es tan tonto y sabe como cualquiera todas estas cosas, ¿por qué se empeña en ser Presidente de Gobierno habiendo obtenido en las urnas el resultado mas desastroso de la historia de su partido?

La respuesta solo se puede encontrar en el marco de lo personal.

Sánchez sabe que o es Presidente ahora o se vuelve a su trabajillo de profesor asociado o como se diga ahora y se pierde para siempre en las nieblas de la Historia.

Y con el, la tropa de pretorianos que le arropan y que le preparan esos argumentarios que él repite como un papagayo, venga o no a cuento.

Sánchez debería saber que su papel debería ser el de consolidarse como líder de cara a unas nuevas elecciones, pero también sabe que los barones territoriales de su partido le han puesto fecha de caducidad.

Y por eso se le ha metido ahora en la cabeza que la gente le ha ungido para que lidere "un gobierno del cambio".

¿Pero cambio hacia donde?

No puede ir al cambio que quiere Iglesias, ni al cambio que quieren los independentistas que son los que le tienen que votar, porque ese cambio es la destrucción de España y la ruina de sus ciudadanos.

Ni siquiera puede ir al cambio que quiere él pues la UE nos va a marcar con mano férrea ya que tienen en su mano la llave del crédito barato, y como ha sucedido en Grecia, una cosa es hablar y otra pagar las nóminas.

El único aspecto en el que pueden proclamar el cambio es en el tema de la corrupción, pero ahí sabemos todos tristemente que unos y otros se llevan poco.

En realidad el único programa viable es el de Ciudadanos, pero es el partido que ha obtenido menos escaños de los cuatro grandes.

Y mientras sigue la interminable santa compaña de la corrupción que es lo que nos está matando la moral.

¡Que hora tan triste de nuestro país!  

miércoles, 20 de enero de 2016

Crónica triste de un país en la encrucijada

La posibilidad de que el PSOE que solo tiene 90 diputados de 350, pueda formar gobierno, otra cosa será gobernar, resulta cada vez más posible gracias a la actitud de un PP instalado en no darse cuenta que si quiere sobrevivir va a tener que hacer limpia y no solo de cutis.

Está Sánchez muy crecido porque constata que el odio a Rajoy está bien extendido y ni siquiera los de Ciudadanos se atreven a acercarse no sea que les pegue la tiña o cualquier otra enfermedad vergonzosa.

Y luego están los de Podemos que se les va una risa y les viene otra como al que le ha tocado la lotería y todavía no puede creérselo.

¿Pero que clase de gobierno podría ejercer Sánchez si tiene que ofrecer un menú a la carta a Podemos, al PNV, a IU y a todos los grupúsculos de la Cámara?

Hasta ahora lo único que se le escucha es que tiene que gobernar él porque si no se incumpliría el mandato de las urnas, que según su opinión es de que el PP se largue del poder.

Y que él es la persona indicada para hacer el cambio.

Vale. Pero, ¿cual va  a ser ese cambio?

Porque si el cambio va a consistir en hacer el programa podemita dejando a los vascos con su concierto, que efectivamente les viene de perlas, a lo mejor no nos interesa a los demás.

Dicen los interesados en el apaño frente populista que así no se repiten las elecciones, pero digo yo que ya que se va a violentar de forma flagrante la voluntad de los españoles, incluidos la mayoría de votantes del PSOE, y de acuerdo a las directrices de "democracia popular" de los podemitas, ¿no sería adecuado que una vez los socialistas y los podemitas alcancen un acuerdo, hagamos un referendum a ver si estamos de acuerdo?

¿No sería lo mas democrático que los ciudadanos votásemos el programa de la alianza, ya que lo que hemos votado ha sido los programas de cada uno de los partidos por separado?

Estamos hasta el último pelo de los apaños de los políticos y resulta que los de la "nueva política" lo primero que hacen nada más llegar es aparcar la transparencia y ponerse a jugar a las reuniones y los pactos?

Y que decir de Sánchez que ha alcanzado los peores resultados de su partido en toda la historia y va el tio y se proclama vencedor de un concurso que en  realidad no existe.

La Ley Electoral española es una burla a los ciudadanos y un regalo que se hicieron los partidos políticos a cambio de "estabilidad".

Pero luego lo que hemos visto es que lo que hemos hecho de verdad es propiciar gobiernos de pactos y componendas que ahora alcanzan el paroxismo.

Y desde luego como una de las reformas necesarias es precisamente la de esa Ley, ya podemos olvidarnos.

Ya bastante grave es que vuelva a gobernar el partido de Zapatitos.

Pero que ahora nos vayan a gobernar Pedrito y Pablito es como para salir corriendo.

      

sábado, 9 de enero de 2016

Previsiones para 2016

Retomo la pluma para tratar de explicarme a mi mismo lo que pasa y de paso poner un poco de luz sobre lo que nos puede llegar a pasar si Dios no lo remedia.

Creo que nos enfrentamos a tres desafíos de gran calado como no nos había sucedido desde la Transición: el primero es el desafío a nuestra Constitución y la propia idea de España. El segundo es el desafío a nuestra capacidad para mantener un modelo económico que nos permita vivir dentro de los parámetros de lo que conocemos como el mundo occidental, y el tercero es el desafío a la integridad del sistema de valores que desde los griegos hemos creado los europeos para nosotros mismos.

Empecemos por el primero.

El consenso constitucional del 77 se ha roto.

No solo en la clase política sino desgraciadamente en la propia sociedad española, una gran cantidad de ciudadanos se han alienado del sistema democrático para acudir a alternativas independentistas o utópicas que nos retrotraen a la España del XIX con sus guerras civiles y sus barbaries de vuelo corto.

En Cataluña el proceso de construcción nacional iniciado por los nacionalistas desde el mismo arranque de la democracia, proceso que contó con toda clase de complicidades desde los partidos mayoritarios, ha desembocado en otro proceso de afirmación nacional al amparo de la crisis económica y moral que se ha desencadenado en España.

Y nadie debe llamarse a engaño porque es posible que se pueda detener el proceso de afirmación nacional-independencia gracias a mecanismos legales y a la poca gracia que le hace a la UE, pero el proceso de construcción nacional no se va a detener y cualquier encaje de Cataluña en España tendrá un coste muy doloroso para los españoles.

Mientras, la crisis del sistema de partidos de la Transición consecuencia de la extendida corrupción y de la falta de horizonte de las políticas de distribución de una riqueza que ya no existe, (ni ha existido nunca más que en la mente calenturienta de algunos y en la bajeza moral de otros), ha propiciado una situación de desgobierno que difícilmente puede acabar en algo bueno.

La irrupción de la galaxia podemita en el Parlamento español es un elemento disolvente de la democracia parlamentaria y un obstáculo insalvable a la hora de tomar cualquier acción constructiva.

La misión de Podemos es destruir la democracia y la Constitución del 77 y a ello se van a dedicar con saña con el apoyo de millones de españoles ciegos a la evidencia o enfadados con la situación.

Pero creer que se arreglan las goteras de la casa dinamitándola, es una grave equivocación.

Si se consigue formar un gobierno de coalición será una farsa. Si se va a elecciones el resultado puede ser o bien el retorno del peor PP o la llegada de Pablo Iglesias y sus incendiarios.

En cualquier caso para echarse a temblar.

El segundo desafío es el económico.

España se encuentra en una situación muy delicada, con una deuda enorme que tenemos que financiar a base de crédito internacional, y con déficits permanentes que van engordando la deuda sin que que cale en la opinión pública la necesidad de ajustar ingresos y gastos, algo que casi cualquiera sabe que hay que hacer, aunque al parecer nos cuesta entenderlo.

Además el aumento del peso del sector servicios en detrimento de la industria ha mermado la capacidad del sistema para producir salarios medio-altos lo que ha atacado de forma radical la base de la democracia que es la clase media.

Esto no se percibe todavía con la claridad grave que debería porque hay una masa de pre-jubilados que está todavía gastando al nivel mas o menos de lo que gastaba cuando estaban trabajando y ayudan a sus hijos en lo que pueden. Pero esto va a llegar.

Las medidas liberalizadoras, en realidad ajustes del sistema laboral mas que otra cosa, han conseguido poner a trabajar a más gente aunque sea en condiciones precarias, pero no se ha atacado la base del problema que es el gasto.

Empezando por la hipertrofia de las administraciones públicas y siguiendo por el gasto social que está en una espiral inasumible.

Como la ideología buenista que nos preside tiene como base la atención de todas las necesidades sociales sin excepción y cada año nos esforzamos por encontrar nuevas necesidades que cubrir, lo que no es complicado porque la vida no es  fácil, el gasto crece y se multiplica y nadie quiere ponerle el cascabel al gato. Al contrario, cada vez que hay elecciones hay promesas de nuevos gastos sociales.

Un gobierno de coalición va a ser totalmente contraproducente para arreglar los problemas y más bien al contrario tenderá a aplicar políticas de más gasto y menos disciplina presupuestaria.

A mi lo que más me preocupa es la incapacidad de Europa para proteger su economía de las amenazas de China y Estados Unidos.

Una visión ingénua y la complejidad del proceso de toma de decisiones en la UE nos está dejando sin industria. Y sin ingresos.

¿Como vamos a pagar la factura social si no producimos ingresos?

Y el tercer desafío es el que se refiere a las amenazas que penden sobre nuestra cultura y nuestro modelo de convivencia.

Las oleadas de refugiados/emigrantes ilegales, que en realidad es lo mismo, están incorporando a nuestra sociedad no solo un montón de gente con una idiosincracia diferente a la nuestra, sino que están generando en nuestro interior el debate sobre si lo suyo es mejor o por lo menos igual a lo nuestro.

Y eso nos va a producir tremendos daños.

El multiculturalismo que predican las izquierdas es una tentación suicida que parte del desprecio a la propia cultura. Una cultura que nuestros jóvenes se niegan a conocer.

Hasta ahora los grandes movimientos migratorios se habían resuelto con la integración. Así fueron los movimientos que poblaron America o Australia. Incluso los movimientos que siguieron a la Guerra Mundial se han convertido en movimientos integradores, pero las actuales oleadas de emigrantes musulmanes no se van a integrar, y hay una guerra entre el Islam o una parte de sus seguidores no despreciable, y Occidente y sus valores.

Esa es la verdad que el buenismo y el multiculturalismo pretenden ocultar.

No se cual es la solución pero creo que pasa inequívocamente por reivindicar los valores occidentales y defenderlos a capa y espada.

Todo intento de neutralidad y de relativismo moral debe ser rechazado.

Ha llegado la hora de dar la cara. En muchos sentidos.



          

lunes, 28 de diciembre de 2015

El enigma de nuestras decisiones

Las pasadas elecciones nos han dejado un enigma por resolver: ¿como es posible que mas de cinco millones de personas crean que la mejor salida a sus cuitas sea precisamente ir a contracorriente del mundo?

España es un país surrealista que nos tiene acostumbrados a espectáculos sorprendentes cada determinado número de años.

Y ahora toca esta especie de tragedia en la que una especie de flautista de Hamelin conduce a millones de personas hacia el precipicio con unas pirotécnias verbales propias de un líder de asamblea estudiantil.

Los partidos moderados se suicidaron en un debate atolondrado en el que el líder del PSOE, animado por la desesperación de verse en el paro, se lanzo en un ataque kamikaze contra un Rajoy estupefacto que no supo reaccionar, y se enzarzaron en el exasperante concierto de los reproches que los hundió a ambos y encumbró a Iglesias.

De todos modos la cuestión es como tanta gente piensa que votar a Iglesias y sus colegas de la Facultad de Políticas de Madrid es una buena idea.

Decía Aristóteles que nuestras decisiones se explican en el contexto de un proyecto vital de tal manera que cada una contribuye a su cumplimiento, y es ese proyecto el que infunde racionalidad a dichas decisiones.

Me parece una buena forma de explicar nuestras conductas,...., siempre que efectivamente fuésemos capaces de tener un proyecto de vida racional.

Pero si examinamos muchas de las decisiones que tomamos, entonces tendríamos que admitir que o bien dichas decisiones no se inscriben en ningún proyecto a largo plazo, o bien tal proyecto es irracional.

¿O es que alguien en su sano juicio podría desear que un país europeo, por muy mal que pueda estar, se transforme en una plataforma asamblearia en la que se tenga que votar si se saca la basura y en el que a la vez no hay papel higiénico en la tienda?

¿De verdad que hay cinco millones de personas en nuestro país que creen que se puede tener de todo gratis?

¿O que consideran que el problema del país es que Rajoy sea un antipático?

¿O que confunden honestidad con capacidad para gobernar?

Cada cuatro años depositamos nuestro voto en una urna y confiamos el futuro de nuestra familia y de nosotros mismos a unas personas.

¿Y que les pedimos?

¿Que sean simpáticos y dicharacheros?

¿Que sean honestos?

¿De verdad que si fuésemos a operarnos e apéndice pediríamos que nos operase un señor honesto y simpático?

¿No preferiríamos un doctor en medicina con experiencia y destreza reconocida?

Y ¿como es posible que a quien dirige un país no se le pida nada?

Creo que nuestra irresponsabilidad desafía cualquier lógica aristotélica o que hemos concluido que nuestra miserables vidas no merecen la pena.

No se que es exactamente, pero da miedo.        

lunes, 14 de diciembre de 2015

El Congreso se divierte

La dimisión del embajador Gustavo de Arístegui ha vuelto a poner de manifiesto la inapelable necesidad de cambiar el reglamento del Congreso de los Diputados español, que más que un foro de representantes de los ciudadanos, parece un club de representantes de intereses empresariales o lobistas.

Como tengo la convicción de que las actividades de defensa de los intereses empresariales no solo es lícita sino también necesaria en un tiempo en que es imposible, incluso para personas cultas, seguir la actualidad de todos los problemas que generan las nuevas tecnologías, los intercambios internacionales, o incluso los avances de la agricultura, me parece que quienes se dedican a representar todos esos elementos ante la avidez regulatoria y legislativa de las administraciones públicas tienen que ser bienvenidos y respetados.

Lo que no puede ser evidentemente, es que legisladores y lobistas sean las mismas personas.

Esto es tan simple que tener que recordarlo parece una tautología. Lo malo es malo. O una aplicación del principio de contradicción: lo malo no puede ser bueno.

Pero al parecer para el presidente del Congreso, la "Mesa" del Congreso y los abogados de la casa no solo no es una tautología sino que tampoco es contradictorio.

A lo largo de los años y bajo presidencias de diferentes partidos y gobiernos, a los que deciden la aplicación del reglamento de las cámaras, les ha parecido perfectamente que los diputados puedan a la vez ser lobistas.

Semejante desparpajo no tiene en mi opinión precedente en el mundo civilizado.

Tal vez en Nicaragua o Venezuela o en otros países tropicales, donde la exuberancia del clima hace propender a la extravagancia y el desenfreno, sea posible que un diputado en cortes simultanee su trabajo legislativo con la acción de "consultoría" consistente en representar empresas españolas ante compradores públicos de países extranjeros e incluso llevar a cabo dicha "representación" a base de sobornos y otras lindezas.

O en un rizo extremo, que personas como el actual y todavía no dimitido embajador de España en Londres, Sr. Trillo, representase y aconsejase a empresas españolas ante las cuestiones legislativas y regulatorias llevadas a cabo por él mismo y sus compañeros en el Congreso.

¿Pero en España?

El caso es que me parecía raro que aún después de que Bruselas regulase los lobis en lo relacionado con la acción ante los órganos legislativos de la UE, en España un silencio espeso rodease el asunto.

Regular los lobis significa ni mas ni menos que los lobistas y sus empresas tienen que salir a la luz y apuntarse en un registro que es público. Decir quienes son sus directivos y empleados y también quien tiene la propiedad.

Y claro está que a los diputados españoles esta posibilidad les ha debido parecer siempre amenazadora como la peste bubónica, así que nos hacían creer que no se regulaba esta actividad por escrúpulos morales, o sea que en España no se hacía lobi, que estábamos por encima de eso.

Y lo que pasaba en realidad es que eran ellos los que monopolizaban tan importante y seguramente remuneradora actividad.

¿Hasta cuando vamos a seguir así?

Si los políticos no quieren que sigamos pensando que son unos ladrones más les vale que comiencen a arreglar cosas concretas y que se dejen de gilipolleces como las que vamos a escuchar esta noche en el debate de la televisión.

Aunque ya sabemos que cuando la campaña escampe nos olvidaremos de esta cosas sin importancia del Congreso y dejaremos que los diputados sigan engrosando sus cuentas corrientes a base de consultar y representar.

El Rey Emérito, cuyos méritos yo no discuto, tiene mucha responsabilidad en que estas prácticas hayan sido consideradas "normales". Si él lo hacía, ¿por qué no iban a hacerlo los demás?



PD. Ya se que se dice lobby y no lobi, pero me parece que es tiempo de normalizar también el lenguaje.          

martes, 8 de diciembre de 2015

Volver

La frase mas significativa que he escuchado recientemente en la política europea no ha tenido nada que ver con el debate que ayer noche mantuvieron los representantes de los cuatro partidos españoles, sino con lo sucedido en Francia hace unos días, cuando el Frente Nacional ha confirmado su tendencia al alza entre el estupor y el susto de la clase política en general.

No se quien la ha pronunciado ni donde, pero era un militante o votante del Frente Nacional y dice así: "queremos volver a la vida que teníamos antes".

Me parece que si se hiciese un estudio en toda Europa veríamos con meridiana claridad que esa es precisamente la aspiración de la mayoría de los ciudadanos.

Volver a la vida que teníamos antes, o sea, a una vida sin extranjeros, con inviernos y veranos, y con trabajos bien remunerados para casi todos.

Podríamos añadir, una vida con esperanzas de jubilarnos anticipadamente, de que la sanidad pública mejorase, que nuestro poder adquisitivo fuese creciendo y que nuestros hijos viviesen mejor que nosotros.

Ayer, en el debate español, nadie se refirió a este tema pero naturalmente que ese es el tema que nos ronda a todos. Volver.

Y nadie se atreve a decir la terrible verdad que es que ya no podemos volver.

Los extranjeros no se van a ir. Es más, van a seguir llegando hasta que el sistema se derrumbe.

El clima no va a mejorar. Por muchas medidas que se tomen a partir de ahora el daño está hecho y ahora sufriremos las consecuencias.

Y el buen trabajo para casi todos no va a regresar. Ahora hay trabajo bien pagado para pocos y con esfuerzo máximo, y trabajo mal pagado para muchos y sin condiciones.

Esto es lo que hay.

Así que los debates como el de ayer son penosos.

Los candidatos se esfuerzan por repetir los eslóganes que les han preparado sus expertos en marketing político y en desacreditar al adversario. Lo primero resulta aburrido, lo segundo estomagante.

Al final nadie sabe si proponen subir los impuestos o no. Si quieren cambiar la Costitución y en qué. Que piensan hacer con Cataluña. Como piensan crear empleo. Como piensan seguir pagando las pensiones. Y así todo.

De lo que se trata es de pedir a los votantes que confíen en ellos para gestionar lo que venga y para mantener lo que tenemos.

Y claro, la gente que vive de salarios mínimos, de pensiones mínimas o de prestaciones sociales igualmente mínimas, que son la mayoría de la sociedad, se pregunta ¿y que hay de lo mio?

¿Cuanto tiempo vamos a tardar en que surja una Marie Le Pen en España que prometa a toda esa gente volver a lo que teníamos antes?

Desde luego, si surge, no se quien podría hacerle frente.

Sanchez es un muñeco de plastilina cuyo discurso buenista feminista aburre hasta a los más fervientes socialistas.

Iglesias es un líder estudiantil desenfadado cuyo éxito refleja el fracaso del sistema educativo español.

Soraya y Rajoy son dos funcionarios sensatos pero sin capacidad de encanto.

Y a Rivera le falta un hervor...o dos.

Un fantasma recorre Europa. No es el comunismo sino el un nuevo populismo nacionalista y reaccionario.

Tardará en llegar a España, porque nosotros estamos todavía encantados con la democracia, pero llegará.

Mientras, da miedo pensar en el próximo gobierno.  

  

miércoles, 2 de diciembre de 2015

En realidad estamos mejorando...

Si, eso es lo que al parecer toca decir ahora, aunque todas las evidencias señalen en la otra dirección.

De forma altamente sospechosa, una serie de personas se han lanzado a la palestra con estadísticas y explicaciones que nos indican que el mundo está mejorando, que los peligros no son tales, que nunca se ha vivido mejor, y que por lo tanto, no hay nada que justifique tanto pesimismo.

Hace unos días era una presentación del demógrafo sueco Hans Rosling, quien mantiene que más allá de nuestros prejuicios, lo cierto es que en todo el mundo se está reduciendo el número de hijos nacidos de cada mujer y que básicamente ahora es de dos por cada mamá.

Hoy era uno de mis escritores de Ciencia Ficción favoritos, David Brim, el que aseguraba que la pobreza está desapareciendo y que la tecnología permite asegurar que nuestros hijos vivirán en un mundo mejor.

Hoy, fundador de Facebook, que acaba de ser papá, Mark Zukerberg, ha donado el 99% de sus acciones para una fundación que se dedicará a crear un mundo mejor para su recién nacida hijita.

Al parecer los occidentales, y particularmente las elites culturales, hemos caído en un pesimismo intolerable que se manifiesta en películas catastrofistas, video juegos apocalípticos y opiniones políticas derrrotistas.

Como dice Brim que estas obras de anticipación pesimistas sirven precisamente para evitar que se cometan los errores que conducirían a hacerlas realidad, lo que debe ocurrir es que nos hemos puesto todos de acuerdo para evitar todo lo malo a base de imaginar precisamente que eso es lo que va a a ocurrir.

O sea que si se dice que va a subir la temperatura dos graditos de aquí a final de siglo, es para acojonarnos y que no suba.

Y si se desencadena una migración de millones de personas es para que tengamos una visión de lo que puede llegar a pasar de verdad.

Y si en los barrios de chabolas de Filipinas, Brasil, Méjico, Egipto, Nigería, etc., no cabe un niño más es tan solo una bromita para que no volvamos a duplicar la población en la siguiente generación.

Comparto con estos esperanzados luchadores del no-pasa-nada que ya que vamos al desastre no vayamos amargados y que lo mejor será brindar con champagne mientras la orquesta del Titanic desgrana sus postreras melodías.

Pero me molesta que nos tomen por tan tontos que nos tengamos que tragar que en Bangla Desh se ha llegado a una idílica realización y hayan decidido no volver a triplicar su población en los próximos veinte años.

O que las mujeres nigerianas o mejicanas se han concienciado gracias a los programas de educación y que en el mundo como sostiene Rosling la familia tipo es la pareja con dos niños.

La verdad es que la imagen idílica de la mujer bangladesí con su parejita en la escuela del pueblo no me cuadra nada con las oleadas de refugiados, las fábricas que se hunden bajo el peso de sus empleados esclavos, las niñas vendidas, o los niños soldados de Bokko Haram.

Francamente no se de donde salen todas esas estadísticas maravillosas y como se compadecen con la necesidad de que existan tantas ONG dedicadas a cuidar a los que no tienen nada.

Si todo va tan bien, ¿para que tenemos que dedicar tantos recursos a la caridad?    

miércoles, 25 de noviembre de 2015

La tabarra

Al calor de las elecciones navideñas comienzan a salir del letargo los viejos espantajos que pueblan nuestro desgraciado retablo de las maravillas político.

Nos dan la tabarra con los éxitos económicos, con los fantásticos planes para que todos seamos felices, con planes igualmente fantásticos para que las mujeres no sean agredidas por sus parejas, para que la Iglesia Católica pague el IBI, para que los ricos paguen más y los pobres menos, y naturalmente vuelve el asunto del NO a la Guerra.

Los mismos de siempre, a los que se unen las nuevas caras surgidas del magma progre, como por ejemplo el tal Tichi o Tachi, alcalde pirata de Cadiz, que explican que para acabar con el ISIS hay que cortar sus fuentes de financiación y no bombardear.

Debe creerse que se puede impedir el paso de camiones cisterna a Turquía mediante guardias de tráfico, o tal vez convenciendo a Erdogan, supongo que a través de su amigo Zapatitos, de que no compre petróleo a los terroristas.

También dice que hay que romper relaciones con los saudíes. No sé porque no lo hace el mismo ya que tiene tan cerca a tanto jeque en Marbella y Soto Grande.

Podía presentarse con su pendiente y acompañado de Iglesias, Carmena y Colau en Riad y allí organizar una sentada en la plaza mayor para explicar democráticamente a los saudíes que con la violencia no se va a ninguna parte.

Estoy seguro que los saudíes serían comprensivos con este cortejo de hippies bien pensantes y la televisión oficial quatarí les dedicaría espacios enteros para hablar de la "primavera" saudí y de los indignados.

Ayer había una polémica en Pamplona porque un "artista" local había decidido robar 300 hostias consagradas a base de comulgar y guardarse cada vez la oblea, y construir con ellas un cartel que dice "pederastia" al final del cual aparece el "artista" con unas alitas pintadas en la espalda.

Estoy seguro que este muchacho, que también se ha comido el Corán por cierto, no sería tan libre en Kabul o Islamabad.

Y esa es la libertad libertad que está en juego. La más esencial y la que nos permite vivir como personas y no como súbditos obedientes.

Viendo el tono de los debates pre-electorales resulta difícil distinguir la gravedad de la situación a la que nos enfrentamos.

Ni siquiera el Presidente se atreve a decir lo que están diciendo los demás mandatarios occidentales, es decir que tendremos que intervenir en el gran conflicto global a que estamos abocados.

Y más aun desde ayer cuando los turcos se han comenzado a quitar la careta.          

domingo, 22 de noviembre de 2015

El enigma religioso

Estoy leyendo estos días un libro que merece la pena leer a todo el que se interese por las religiones y el extraordinario camino que las ideas que las sustentan desde que fueron escritas hasta nuestros días.

El libro se titula, en español, "El Reino", y ha sido escrito por un francés, Emmanuel Carrere, que ha hecho un gran trabajo investigando los primeros años del cristianismo a base de leer sus textos fundamentales y situarlos tanto en su marco socio-político, como en el significado original de las palabras.

El resultado es fascinante porque retira el manto sagrado que oculta el significado original de los textos y nos ofrece la posibilidad de comprender a aquellas personas, sus circunstancias y el por qué de sus ideas.

Esta exégesis se puede hacer porque el cristianismo  ha sufrido una larga y benéfica erosión a lo largo de los siglos que ha llevado a sus partidarios a considerar las ideas del Humanismo como la esencia del cristianismo, olvidando la literalidad de lo que dijesen en su tiempo los creadores de la doctrina, más allá de referencias litúrgicas y simbólicas.

El enfrentamiento entre doctrina y ciencia ha sido particularmente abrasivo para los partidarios de la literalidad que han tenido que ir reculando desde Galileo hasta los anticonceptivos.

Eso no quiere decir que hayan desaparecido completamente los partidarios de la interpretación literal  de las Escrituras, ya que estos siguen existiendo en sectas como los Testigos de Jehová, los Amish, o los partidarios del "diseño inteligente", pero desde luego estas doctrinas no gobiernan Occidente.

Son una rareza y y su capacidad de influencia en el gobierno es nula.

Pero durante largos siglos el cristianismo se aferró a una interpretación rigorista y literal de lo que se consideraba una revelación, y ni siquiera la observación hacía desistir de mantener posiciones que el ojo sabía que eran falsas.

El Islam se encuentra en una situación diferente.

Sus textos sagrados son más modernos que los cristianos. La palabra de Dios está mucho más organizada. Su profeta dejó escrito su pensamiento y además los focos de discusión de la interpretación de esos textos han sido sofocados por los clérigos de la ortodoxia.

Tal vez si alguna vez se puede escribir un libro como el de Carrere sobre el Corán comience a vislumbrase la solución al yihadismo.

Estoy seguro que para la mayoría de los musulmanes actuales un islamismo humanista sería mucho más atractivo que el islamismo radical, porque a nosotros nos pasa lo mismo. La diferencia es que a los testigos de Jehová muy poca gente les hace caso mientras que a los predicadores de la yihad nunca parece faltarles audiencia.

Parece mentira que las palabras y obras de una persona que vivió hace casi mil quinientos años puedan seguir provocando tantas pasiones y adhesiones inquebrantables, pero así es.

Da igual que aquel fuese un mundo sin agua corriente, sin medicinas, sin seguridad, sin higiene, sin países, sin tolerancia y sin nada que hacer aparte de buscar alimento cada día.

Da igual que aquellas personas viviesen situaciones que en nada se parecen a las nuestras y por tanto sus comentarios de entonces referidos a situaciones de ahora sean incoherentes y absurdos.

Nuestra necesidad de creer nos lleva a dar por bueno un significado aparente de unos textos que en su origen vaya usted a saber que quisieron decir.

Al menos nosotros podemos hablar de ello.

      

viernes, 20 de noviembre de 2015

El vigía de Occidente

Un día tal como hoy, hace cuarenta años, murió en su cama el llamado por los medios de la época "vigía de Occidente". En realidad los medios y la sociedad española en una buena parte le dedicaron a lo largo de su largo mandato dictatorial todo tipo de ditirambos.

Es lo que tienen las dictaduras, que convierten a los ciudadanos en abyectos súbditos.

Stalin, Hitler, Mussolini, Mao, Ceacescu, Pol Pot, Fidél Castro, Breznev, Jomeini, y otros por el estilo que ha habido muchos en el siglo XX, recibieron loas semejantes.

O sea que como en esta lista infame los hay de diversas ideologías supongo que podemos deducir que no era por ser comunistas, o fascistas, islamistas o cualquier cosa terminada en "istas", sino por el ejercicio del poder que ejercían de forma totalitaria y a través de la intimidación y el terror.

Todos creían que estaban ocupando el poder para llevar a cabo una misión "sagrada". Unos creían que los había puesto Dios. Otros "el pueblo".

Una serie de fuerzas telúricas se habían manifestado para llevar a esa persona a un sagrado púlpito desde el que ellos tenían que decidir lo que se podía hacer y lo que no.

Los que se les enfrentaron una vez ocupado el poder lo pasaron muy mal, y a menudo fue imposible echarlos. Los cadáveres de sus opositores, o pretendidos opositores llenan los cementerios.

Otros fueron echados por ejércitos tras luchar cruentas guerras. También se llenaron los cementerios.

O sea que una vez que se encaman con el poder resultan mucho más peligrosos y letales.

Y por ello no hay que dejarles que ocupen el poder.

Lo que sea que haya que hacer para impedir que nos gobiernen y esclavicen hay que hacerlo antes.

Negociar con ellos es inútil y peligroso. Tienen a Dios de su lado, o al pueblo, y ¿como se puede ir contra Dios o el pueblo?

Nunca entienden otras razones que las de la fuerza y la intimidación.

Siempre encuentran soldados para sus ejércitos zombis.

Los zombis siempre encuentran razones para desfilar y degollar.

Y los ciudadanos "normales" siempre están acojonados por los zombis y sus fechorías.

Pero por favor, recordad que detrás de los zombis siempre está uno de los de la lista de arriba. Y que cuando ese alguien llega al poder no hay quien lo saque hasta que se muera.

Y eso es toda una vida.

Recordad.