domingo, 4 de noviembre de 2007

Crítica a la televisión pública

Y no confundir con la televisión generalista. Me parece que las televisiones como Antena 3 o Tele5, como empresas de capital privadas que son, pueden hacer lo que quieran, emitir contenidos y sacar beneficios. Nunca la basura generó tanto dinero.

Me refiero a los dos canales públicos que se nos ofrece es España, La1 y La2. Canales que todos los contribuyentes pagamos con nuestro dinero, mientras muchos de nosotros nos preguntamos el motivo, si realmente es necesario.

La televisión pública surgió en un principio para ofrecer un servicio televisivo es un país donde no lo había previamente. Primero se creó la1 y, un tiempo después, La2. Luego se abrieron las licencias y empezaron a surgir cadenas privadas. Pero aún así, estos dos canales se mantuvieron. Está bien, hay que garantizar que el polluelo puede volar por si sólo antes de desaparecer.

Pero ahora mismo, ¿qué sentido tiene mantener La1 y La2? Telefónica surgió con un propósito similar, pero en las telecomunicaciones, y finalmente el Estado salió de allí. ¿Por qué mantener este sumidero de dinero de los contributores?

Ahhh, poderoso arma es tener bajo tu control directo un medio de comunicación. Motivo suficiente para que el Gobierno de turno se lo piense muy mucho antes de lapidar esta ventaja.

Sí, cierto, también está el problema de la ingente cantidad de funcionarios, cuyos despidos o reubicaciones habría que gestionar. Pero igual pasó con Telefónica, y nadie dice que las cadenas hayan de cerrar, pero sí librarse del lastre que les perjudica.

La telvisión pública debe tener objetivos de tipo educativo, distribución de contenidos de interés general, dar salida a programas que sólo interesan a minorías pero son alta calidad.... En definitiva, emitir contenidos que no son lo suficientemente rentables para las televisiones privadas, pero que merece la pena que estén en nuestras pantallas.

Un ejemplo claro a mi parecer: la misa de los domingos. Un programa definitivamente no rentable, pero que muchos católicos devotos que no pueden salir de casa seguro que aprecian.

Un ejemplo de cómo no hacer las cosas (y menos con mi dinero): comprar los derechos de la liga inglesa, anunciar que vas a echar el (posiblemente) partido más interesante del año en diferido, y reprogramar en el último momento para echar tenis. Todo ello disponiendo de un tercer canal, Teledeporte en la TDT que, ¿adivináis que estaban echando? El mismo partido de tenis. Finalmente, el fútbol empezó pasadas las 6 de la tarde, 4 horas después de lo que sería el directo. No creo que nadie lo viese ya; cualquier mínimamente interesado por él ya había consultado el resultado en la red. Eso sí, el tenis en dos canales, que es lo que daba más audiencia.

Otro gran ejemplo de cómo NO hacer las cosas. Comprar una serie de éxito, véase Lost (Perdidos), y programarla para los domingos por la tarde, cuando su público objetivos está haciendo de todo menos estar en casa viendo la tele. Después cambiar varias veces de horario de emisión, además de maltratarla introduciendo cortes publicitarios que rompen los clímax o empalmando capítulos sin diferenciar unos de otro.

La publicidad es otro gran tema. Utiliza prácticamente el mismo tiempo publicitario que las cadenas privadas (un poco menos que estas últimas), y encima recibe dinero del Gobierno. Y en estas condiciones no es capaz de competir dignamente. ¿Por qué será? En UK, la BBC no emite ni un sólo segundo de publicidad....

Y así se podría seguir sin parar, dando ejemplos uno tras otro. ¿Por qué hay que pagar unos 140€ al año por recibir este servicio? ¿Por qué hay que seguir subvencionando tantas ineficiencias e ineficacias? ¿Qué sentido tiene esta actuación?

La televisión pública no debe perseguir la audiencia. Debe ser un servicio para el pueblo. No puede ser una máquina propagandística. No puede emitir basura, por mucho que sea lo que da el dinero en esta triste sociedad. Ha de enfocarse en lo que no tiene mercado, en lo que nadie más está dispuesto a poner en su parrilla. Bajo estas condiciones, televisión pública sí. Como está a día de hoy, no. Y menos con mi dinero.

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